¿Con quién tiene que romper el gobierno de Syriza?

Esta mañana la autodenominada Comisión sobre la Verdad de la Deuda Pública de Grecia que Syriza prometió durante las elecciones ha presentado sus conclusiones preliminares, que no son otras que las esperadas. Para este trayecto no hacía falta tantas alforjas, pero a los amantes del paripé estas escenografías les chiflan. Por lo demás, como cabía esperar, la “verdad” de la Comisión tiene mucho que ver con el fracaso de las negociaciones que Grecia ha mantenido en Bruselas este fin de semana.

La versión más breve de “la verdad” es que la devolución de la deuda de 270.000 millones de euros es “insostenible y viola los derechos fundamentales que Grecia se ha comprometido a respetar”. ¿Qué se habían pensado Ustedes?, ¿habían sospechado cualquier otra cosa o qué? Nosotros hubiéramos dicho lo mismo mucho antes, mucho más barato y sin necesidad de mirar los balances.

Los auditores añaden, además, que los acreedores sabían de antemano que las medidas de austeridad impuestas al país provocarían daños sociales que no servirían para resolver la bancarrota económica. Como consecuencia de ello, los “expertos” recomiendan al gobierno de Syriza suspender la devolución de la deuda argumentando que los derechos fundamentales deben prevalecer sobre los derechos de los acreedores. En palabras del vicepresidente de la Comisión, el belga Renaud Vivien, la deuda es ilegítima, ilegal y odiosa.

Más que un contable, el informe parece, pues, elaborado por un abogado del turno de oficio. Hablan de “acreeedores” y “deudores” como en cualquier pleito civil de segunda división. Pero, ¿a qué viene tanta mistificación? Esos acreedores, ¿no son bancos, es decir, capital financiero?, ¿no son multinacionales?, ¿no pertenecen a países imperialistas, como Alemania?

No contentos con eso, además de una situación de “emergencia económica”, los picapleitos hablan de otra de “emergencia social” o crisis humanitaria. Los chupatintas de la Comisión de la Verdad concluyen que Grecia no puede pagar la deuda sin poner en riesgo sus compromisos internacionales sobre derechos humanos, como el derecho a la educación, al agua e incluso a la atención sanitaria.

La llamada Comisión de la Verdad es un grupo de 30 “expertos” internacionales nombrados por el Parlamento griego y su informe consta de unas 100 páginas divididas en 10 capítulos sobre el origen de la deuda, su evolución entre 2010 y 2015, el impacto de los planes de rescate sobre los derechos humanos, así como los aspectos jurídicos que han violado dichos planes.

Como aquí nos gusta hablar en román paladino, decimos lo mismo que la Comisión de la Verdad pero de otra manera:

(A) el capital financiero alemán conocía de antemano que Grecia nunca podría devolver los préstamos sin llevar a las masas a la más absoluta de las miserias

(B) no hay nada, absolutamente nada, por encima de las necesidades y los intereses de las masas
(C) el gobierno de Syriza no va a pagar ni un solo céntimo del dinero adeudado
(D) que los bancos vayan a cobrar a quienes firmaron los préstamos

El problema de la deuda griega no está en su devolución sino en su contratación. Para admitir una deuda hay que admitir que su contratación es válida y como el gobierno de Syriza no ha roto con sus precedentes sino que les sucede, se siente comprometido con quienes la contrajeron. Por lo tanto, romper no sólo supone romper con los bancos alemanes sino con los gobiernos (capitalistas) griegos que han llevado al país a la bancarrota. Eso es lo que Syriza no va a hacer nunca y por eso ellos mismos se han puesto la soga al cuello.

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