Los propagandistas habituales se rieron no hace mucho del desfile militar en el que Corea del Norte presentó en sociedad sus misiles más sofisticados. Dijeron todo ufanos que “el régimen ha querido impresionar al mundo presentando misiles de cartón-piedra”.
Resulta que el cartón-piedra ha volado a una altura de casi 3.000 kilómetros y ahora todo el mundo dice que fue una prueba de un misil intercontinental. Y el miedo comienza a recorrer la espina dorsal de los propagandistas y sus pagadores.
Eso incluye a EEUU. Trump ha dicho que están pensando “algunas cosas bastante graves” en represalia. ¿Una bravuconada más? Es probable, porque de inmediato ha dicho que EEUU va a esperar “unas semanas o unos meses” a ver qué pasa con Corea del Norte y qué hacen los demás. Entre esos “demás” están China y Rusia.
Si Trump fuese inteligente (o alguien de su equipo) sabría que esos “demás” ya han dicho lo que tienen que decir: China y Rusia firmaron ayer un comunicado conjunto insistiendo en “la doble suspensión”, es decir, que Corea del Norte renuncie a sus pruebas nucleares y misilísticas a cambio de que EEUU y Corea del Sur suspendan sus ejercicios militares a gran escala (este es un acuerdo al que llegaron China y Corea del Norte en 2015) aunque ahora han añadido un elemento nuevo y que pone a EEUU contra las cuerdas: también hay que suspender y/o retirar de Corea del Sur los misiles THAAD que amenazan tanto a China como a Rusia con la excusa de Corea del Norte.
China y Rusia dicen lo siguiente en su comunicado conjunto: “Las partes confirman que el despliegue de los sistemas THAAD ABM (misiles balísticos) en el noroeste de Asia está causando graves daños a los intereses de la seguridad estratégica de los estados de la región, entre ellos Rusia y China, y no está contribuyendo a la consecución de los objetivos de la desnuclearización de la península coreana y, del mismo modo, a la provisión de la paz y la estabilidad en la región”.
Como la cumbre del G-20 esta al caer, habrá que esperar lo que salga de ella porque este tema será, sin duda, uno de los ejes de la misma.
Pero antes todo el mundo se ha estado viendo con sus amiguitos para preparar el terreno. Trump con el japonés Abe y el surcoreano Moon Jae-in; Putin con Xi. La diferencia entre estas reuniones no es sólo de interlocutores, sino que Putin y Xi han mantenido la que es su 21 reunión desde que Xi llegó al poder en 2013. Que dos dirigentes politicos de este calibre se hayan encontrado en 21 ocasiones en cuatro años (es decir, a una media de 5 reuniones al año, una cada dos meses y medio) indica todo acerca de la alianza estratégica, cada vez más estrecha, de los dos países.
Ni qué decir tiene que tanto Rusia como China van a utilizar su poder de veto en la ONU si Trump hace alguna de esas “cosas graves” que anunció ayer. No es que EEUU tenga el menor reparo en violar todo lo violable, como lo que queda del derecho internacional, pero debería andarse con cuidado por lo que pueda acaecer después.
Todos en EEUU se han puesto a hacer cuentas de lo que supone una “amenaza” que ya se toman en serio. Y dicen que Corea del Norte puede tener la tecnología necesaria para elaborar misiles que puedan portar no ya carga convencional o nuclear sino electromagnética. Lo que en la jerga se llama EMP o pulso electromagnético. Tal vez sea eso a lo que se ha referido Kim Jong-un al afirmar que puede enviar un “paquete de regalo” aún más grande a EEUU que el misil ese que ya no es de cartón-piedra que se probó el otro día.
Y por eso el Pentágono está hirviendo ante lo que consideran “opción viable” para Corea del Norte en caso de guerra. La realidad es que EEUU está desconcertado con la tenacidad de Corea del Norte. Y ahora empiezan a tomar en serio a este país porque aunque lo del misil balístico intercontinental -como han dicho con una cierta satisfacción- sólo pueda llegar a Alaska lo cierto es que con la “opción viable” no es necesario más que un misil disparado desde un submarino, por muy cochambroso que sea el submarino, para provocar el caos en EEUU.
Resulta que EEUU es totalmente vulnerable a un ataque electromagnético, como estableció en propio Congreso del país en el año 2001, y que en caso del mismo “hasta el 90% de la población podría padecer hambre, enfermedad y la sociedad entraría en descomposición”. He aquí lo que decía el Congreso entonces: “sin acceso a internet, todos los métodos de comercio y de comunicación se detendrían. No habría TV, radio, teléfonos, transacciones de tarjetas de crédito y los retiros en efectivo de los bancos serían imposibles”. Conclusión: “no estamos preparados para un ataque electromagnético”.
Y, de repente, se han puesto a echar cuentas de lo que puede costar hacerlo. Y dicen que se puede llegar a los 20.000 millones de dólares sólo en el caso de blindar el sector público -que no es muy grande en EEUU- y que sólo en el caso de los transformadores eléctricos se podría tardar hasta 18 meses en lograr blindar todos, o reparar, o reponer, etc., etc.
Corea del Norte no va a atacar a EEUU, pero tampoco se va a quedar calladita si se la amenaza, y amenaza, y amenaza…
EEUU tiene poco margen de maniobra, pese a Trump y sus “cosas bastante graves”. Por eso está intentando presionar a China para que sea este país quien meta en cintura a Corea del Norte. Y si ya ha sancionado a un par de ciudadanos chinos y a un banco muy pequeño por sus vínculos con Corea del Norte, ahora dice que puede ampliar esas sanciones. ¿Alguien se cree que China no respondería deshaciéndose, por ejemplo, de los miles de millones de dólares que tiene en su reserva? Ya lo ha hecho, con resultados desastrosos para EEUU y eso que fue a pequeña escala y con bonos del Tesoro para no asustar en exceso.
EEUU olvida -quiere olvidar- que ya no es la potencia hegemónica del planeta y que ahora mismo hay casi más influencia china en la economía estadounidense que al revés. En cualquier caso, el grado de integración económica entre los dos países es tan grande que sería de locos imponer sanciones a China sabiendo que la venganza de Beijing sería tan sofisticada como terrible.
No obstante, China sigue poniendo una vela a dios y otra al diablo y mientras que el comercio con Corea del Norte se mantiene en un nivel aceptable, pese a las sanciones de la ONU a las que se ha sumado China, alcanzando incluso un incremento del 13’7% en lo que va de año, al mismo tiempo anuncia que no va a crecer más en lo que resta de año y que incluso puede decrecer algo, en torno al 2-3%. Insiste en que no compra nada de carbón a Corea del Norte en cumplimiento de las sanciones de la ONU (y es cierto que no ha comprado ni un solo trozo desde el mes de mayo) y que ese incremento del comercio está relacionado con alimentos.