Joshua Wong: de Vietnam a Hong Kong |
Por lo demás un pelele, como un camaleón, se adapta a las condiciones del lugar donde debe ponerse en acción porque, si no fuera así, no resultaría eficaz.
En Ucrania un pelele es, al estilo Andriy Paruby, un nazi a la más vieja usanza que, lo mismo que en 1945, se ha vuelto a romper los dientes porque Rusia es un hueso muy duro de roer.
En Siria un pelele es un guerrero de dios, los últimos de una estirpe de mercenarios que el mundo creía extinguida desde el fin del feudalismo, pero que Estados Unidos empezó a cultivar con el inicio de la guerra de Afganistán en 1979.
Si en una guerra brutal, como la de Siria, podemos encontrar algo bueno es que el imperialismo ha tenido que destapar sus mejores trucos, toda su caja de sorpresas, empezando por la mezcolanza de los “buenos” (oposición moderada) con los peores (Al-Qaeda, Califato Islámico).
En Honk Kong no lo han podido hacer de la misma manera. No han mostrado una amplia variedad de mascotas, como en Siria y cuando han encumbrado a un cabecilla, como Joshua Wong, era demasiado tarde.
Wong es un caniche que deberán guardar en la reserva para utilizarlo cuando el circo vuelva a salir de gira.
Esta vez las provocaciones no han salido bien. Quizá porque China no ha reaccionado como esperaban en Washington, al estilo Tienanmen.
Lo mismo que Errejón, Wong no parece salido de una maternidad sino del laboratorio de una empresa de transgénicos. Es un joven oriental del siglo XXI con todo el aspecto de un anime manga enganchado al móvil y al Instagram.
Los fabricantes de imagen tampoco han dado muestras de estar atinados: Wong no es exactamente un chino sino un hijo de vietnamitas que huyeron de su país después de que en 1975 fuera liberado de la plaga estadounidense.
Las múltiples disciplinas circenses pasan de padres a hijos y Wong ha heredado la suya, la de pelele del imperialismo gringo.
Raed El Salah, cabecilla de los Cascos Blancos, la gusana austro-iraní
Mina Ahadi, Wong, ni vietnamita ni chino, y el alcalde de Kiev, Vitali
Vladimirovich Klitschko
Patético. Falta Guaidó en la foto para completar el "cuadro". Con razón han echado a Bolton.
A la lista de peleles se podía añadir también Greta Thunberg, la niña sueca que profetiza el apocalipsis climático, lideresa de la histeria ecológica global.