En el capitalismo las puertas giratorias están por todas partes porque se trata de sacar buen provecho personal a la función pública. Así el embajador estadounidense en Caracas de 2018 a 2023, James B. Story, se dedica a buscar clientes para empresas consultoras dirigidas por espías de la CIA.
Durante el ejercicio de su cargo Story fue el director de la oposición golpista venezolana y una de las “voces autorizadas” que hablaba ante los medios de comunicación sobre el “régimen de Maduro”. El jueves el New York Times le abrió las puertas para disertar que “Washington debería acercarse al desmantelamiento del régimen de Maduro como lo haríamos con cualquier empresa criminal” (1).
La primera de las empresas es Dinámica Américas, donde Story es asesor ayudando a empresas, organizaciones caritativas, sin fines de lucro y organizaciones multilaterales a moverse por el continente américano. Entre sus colegas se encuentra Juan Cruz, antiguo director de la CIA para América Latina en el período previo a la fallida invasión mercenaria de Venezuela de 20220 (Operación Gedeón).
Otro negocio es Frontier Advisors, una empresa de gestión de riesgos en la que Story trabaja junto a David Kol, director de Zodiac Gold, una empresa que explota la riqueza mineral de Liberia, sufre un contrabando desenfrenado debido al dominio extranjero de sus zonas mineras de oro.
Uno de los socios de Story en Frontier es el general Dave Bellón, que también dirige una empresa de capital privado, Global Frontier Capital, que “crea créditos de carbono para venderlos a inversores y contaminadores que necesitan compensaciones” en el sur de Asia y Latinoamérica. Es el tipo de personajes que quieren darse un festín con el cadáver del Estado venezolano en un escenario posterior al derrocamiento de Maduro.
También figura como socio en Tower Strategy, un grupo de presión fundada por el jefe de la antena de la CIA en Venezuela, Enrique “Rick” de la Torre, que anteriormente trabajó en un grupo de presión fundado por uno de los lacayos del Secretario de Estado Marco Rubio, el principal arquitecto de la estrategia golpista de Trump en Venezuela.
De la Torre llegó procedente de otra empresa, Continental Strategy, con sede en Washington. Fue fundada en 2021 por Carlos Trujillo, antiguo embajador estadounidense ante la Organización de Estados Americanos (OEA) y con vínculos también estrechos con Marco Rubio y De la Torre (2).
Como tantos otros espías, hasta el año pasado De la Torre era empresario por la mañana y golpista en Venezuela por la noche y no escondia sus objetivos golpistas porque tiene una página web propia para publicar su basura (3).
De la Torre está a medio camino entre el multiusos y el chico de los recados. Pasó por varias empresas, como el fabricante de armas General Dynamics, y también ejerció de espía para el Departamento de Inteligencia de la República Dominicana y para el Ministerio de Relaciones Exteriores de Guyana, cuya región occidental de Esequibo ha sido durante mucho tiempo una fuente de tensión con Venezuela.
Con una desfachatez característica, el antiguo director de la CIA, Mike Pompeo, ha apoyado las incautaciones de los petroleros, añadiendo que, con el derrocamiento de Maduro, “las empresas estadounidenses pueden entrar y vender sus productos —Schlumberger, Halliburton, Chevron— todas nuestras grandes empresas energéticas pueden bajar a Venezuela y construir un modelo económico capitalista” (4).
(1) https://www.nytimes.com/2025/12/26/opinion/venezuela-america-maduro-security-strategy.html
(2) https://www.newyorker.com/news/persons-of-interest/the-political-journey-of-a-top-latino-strategist-for-trump
(3) https://www.rickdelatorre.com/post/the-case-for-ending-maduro-s-rule
(4) https://wyattreed.substack.com/p/pompeo-invites-halliburton-to-support