La autorización se produce después de que China aprobara su primera ley antiterrorista, que autoriza a los soldados del Ejército Popular de Liberación a participar en misiones de combate fuera de sus fronteras.
China juzga grave la amenaza que suponen para su seguridad nacional el Califato Islámico y el servicio de inteligencia turco.
La región de Xinjiang es fronteriza con ocho países -Mongolia, Rusia, Kazajstán, Kirguistán, Tayikistán, Afganistán, Pakistán e India- y, desde el punto de vista de China, sirve de lugar de paso al terrorismo internacional y a su introducción en China.
Muchos combatientes uigures en Siria son conocidos por ser miembros del Movimiento Islámico del Turkestán Oriental, una organización separatista que quiere instalar un estado independiente uigur en Xinjiang.
El hecho de que hayan sido ayudados por los servicios de inteligencia turcos a pasar de China a Siria atravesando Turquía ha provocado una enorme tensión entre los servicios de inteligencia chino y turco.
China está preocupada por el hecho de que el papel de Turquía en el apoyo a los combatientes uigures en Siria pueda en el futuro extenderse a su acción en el propio Xinjiang, que es otro objetivo de los proyectos expansionistas de Erdogan.