A Susan Crockford, una bióloga de renombre mundial en el campo de la identificación de huesos de animales, la han expulsado de la Universidad de Victoria, en Canadá. Se le ocurrió la infeliz iniciativa de dar explicaciones incorrectas sobre los osos polares a sus alumnos.
¿Se equivocó?, ¿no tiene conocimientos suficientes? Si es así, hay que avisar a la policía canadiense, que suele recurrir a ella para realizar informes de antropología forense, porque si vuelve a cometer errores en un juzgado en lugar de un aula, alguno puede acabar con sus huesos en las mazmorras.
En 2016 le renovaron su contrato con la Universidad por un período de tres años y cuando faltaban tres meses para firmar el siguiente contrato, el Departamento de Antropología le retiró su título de profesora adjunta. Después de 15 años de docencia ha salido de la Universidad por la puerta de atrás.
La bióloga canadiense Susan Crockford |
Su error es el siguiente: según ella los osos polares, uno de los símbolos del calentamiento, están muy lejos de la extinción. Lo que debería haber sostenido es lo siguiente: entre 2004 y 2010 la disminución de las masas de hielo marino está reduciendo la población de osos polares.
Crockford admite una disminución de la población de osos polares del orden del 40 por ciento en el área del Mar de Beaufort, lo que condujo a que en 2015 la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) los clasificara como “especie amenazada”.
La UICN no basó su declaración en un recuento del número actual de osos polares, ni en observaciones de las que se pueda deducir su cuantía. Como es frecuente, sus cálculos se hicieron con un ordenador. La cifra más utilizada es de 25.000, que es un mínimo. Según Crockford podría haber incluso más del doble de esa cantidad. En 1986 se hablaba de que había 40.000 y desde entonces el número ha ido en aumento, según Crockford.
La investigadora canadiense considera que la causa del descenso poblacional fue la escasez de su presa preferida, la foca anillada, a su vez causada por una capa de hielo de primavera inusualmente gruesa, una tendencia recurrente cada década durante el siglo pasado.
Además, la bióloga asegura que las emisiones de CO2 y otros gases considerados “de efecto invernadero” procedentes de las actividades industriales tienen un impacto muy pequeño en el clima mundial. Según ella, en general, el calentamiento es muy beneficioso y las consecuencias más serias para el medio ambiente proceden del enfriamiento.
El nombre de la bióloga canadiense se suma a una ya amplia purga de investigadores y universitarios despedidos por propagar “equivocaciones científicas” en asuntos de ecología, como Peter Ridd, Bob Carter, Murry Salby, Bjorn Lomborg, David Legates, Nick Drapela, Pat Michaels o Mitchell Taylor.
Como a nosotros nos gusta conocer los errores, recomendamos la lectura del blog de Crockford, sus libros y sus explicaciones, como la titulada “No existe ninguna emergencia climática para los osos polares” que se puede encontrar en YouTube (3).
(1) https://business.financialpost.com/opinion/was-this-zoologist-punished-for-telling-school-kids-politically-incorrect-facts-about-polar-bears
(2) https://polarbearscience.com/
(3) https://www.youtube.com/watch?v=jQRle6pgBCY