Al margen de que «Podemos» ya no habla de «castas», quizá para no sonrojarse de vergüenza, si la tienen, este invento salido de un plató de televisión, o dos o tres, ha tenido dos oportunidades de oro para desmarcarse de lo que llaman «casta» acentuando, de paso, su condición de «anticasta» dizque hacer ver que «otra política» es posible: «sonreíd», dice Iglesias remedando a Otegi o, como diría uno de mi pueblo, «nos siguen dando por el bul y, encima, ahora nos piden que sonriamos».
Hay lo que se llama, en tiempos pretéritos, «piedra de toque» para saber de la pureza de los metales nobles (oro, plata, etc.) o, si nos vamos a las humanidades, una especie de diapasón para saber de las bondades o malicias de quienes blasonan y/o fardan de algo. En menos de una semana han ocurrido dos hechos:muerte de dos policías en la embajada española en Kabul (capital de Afganistán, como se sabe) y una hostia dada al todavía presidente de Gobierno, Don Mariano Rajoy Brey (ya ven que en este blog a «estupendos» pocos nos ganan). Cualquier persona desprejuiciada e incluso ingenua lo primero que le viene a la cabeza es preguntarse qué cojones hacían militares allí, tan lejos;no hay soldados españoles en Siria, se supone que en Irak tampoco porque los sacó Zapatero (hoy mismo anuncian la llegada a Irak de setentaytantos militares españoles para «adiestrar» a la policía iraquí no sabemos qué) y de Afganistán no se acordaba ni dios. Pues bien, en el funeral de estos dos funcionarios -funeral de Estado, por supuesto- estaba presente un contrito -poniendo caras, como todo el mundo allí- Pablo Iglesias (Alberto Garzón tuvo, al menos, la coherencia y la no hipocresía de estar ausente en el acto castrense y patriótico). Estuvo porque son cuestiones «de Estado» (así se expresó) y, por lo tanto, no toca hacerse preguntas elementales e infantiles como la más arriba hecha, o sea, ¿qué coño pintamos allí? Y si el astuto «Coletas» responde -con la cara de cemento que se le está quedando, y es que el chaval ya va adquiriendo «tablas», que se dice- que es que, jodé, España está en la OTAN y tiene sus obligaciones, ¿por qué no reivindica, como hacía hace tres meses, o en el 15-M, la salida de la NATO o esto ya no es de «izquierdas»? No hace nada de esto porque ya es «casta» él también, o, mejor dicho, «neocasta», porque ya forma parte del «sistema», porque es aquello que criticaba, al menos formalmente, porque es más de lo mismo.Pasó por la piedra de toque y se vio que esta liebre era un gato.
La segunda piedra de toque ha sido la chufa recibida por Rajoy en su tierra natal, Pontevedra (de donde, por cierto, fue magistrado su padre, que todavía vive, y llevó, junto a otros, el escándalo del «Caso Reace» allá por 1971 donde hubo hasta muertos y nada se aclaró del asunto de unas toneladas de aceite desaparecidas con implicados como el hermano de Franco, Nicolás Franco, en fin, algo de lo que ya no se acuerda casi nadie), y la llamada amorosa de Iglesias, un tipo educado, para interesarse por la salud de Mariano, el presidente en funciones de España. ¿Qué pasa? ¿Qué en este blog somos tan desalmados que vamos a condenar que alguien se interese por la salud de quien acaba de recibir un «jab» de izquierda? No, no lo somos (que nosotros sepamos), claro que ocurre que ese «alguien» no es cualquiera, es nada menos que el presidente y, por lo tanto, lo primero que te viene a la mente, si no eres un hipócrita, o algo peor, es pensar que hay motivos suficientes para que ocurriera algo así, incluso que, sorprendentemente, no hubiera ocurrido antes dado la que está cayendo y las promesas incumplidas del mentiroso programa electoral del PP en 2011 cuando ganaron las elecciones. ¿Diría algo de esto Iglesias o que se le aproximara dejándolo caer para cubrirse un poco de cara a su parroquia? No, no dijo nada. Ni siquiera eso tan socorrido y callejero de «mire usted, estas cosas pasan y fingir extrañarse es de hipócritas o plumillas vendidos por tres centavos». Igual hasta se apunta a la tesis de los «brotes psicóticos» del agresor o que es un «hooligan» del Pontevedra, como dice EL PAIS.
Dos ocasiones para desmarcarse de la «vieja política» y resulta que Iglesias ya es un anciano prematuro, como el sistema (capitalista) que defiende poniendo cara conejo. Ya es «neocasta». De Albert Rivera no decimos nada porque se desenmascara él solito.
Buenas tardes,
PS. Me viene ahora a la pelota, al hilo de estas divagaciones, la imagen televisada de unos varazos que recibió en la testa quien fuera secretario nada menos que del sindicato Comisiones Obreras, José María Fidalgo, en el curso de una manifestación en Madrid y que se quedó acojonao (el tío mide casi dos metros, con lo que facilitaba la labor de la serie estocástica del varilarguero). Supongo que «El Koletas», retroactiva y retrospectivamente, «condenaría» estos hechos por «antidemocráticos» a un máximo representante sindical distinguido por ser un vendeobreros, entonces, y digo «entonces» porque ahora es miembro de la FAES (un «think tank» del PP con Aznar a la cabeza) y tertuliano en el programa de esa máquina de insultar que es el fascista Carlos Herrera en la cadena de la Conferencia Episcopal, la COPE.
Nada que extrañar, también fue al entierro de aquel albañil que se cayó del andamio (por los cojones).
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