«Los terroristas han huido y ya no tienen un lugar en el que esconderse», ha declarado sobre esa conquista finalizada el viernes el presidente, que fue informado por el jefe del Ejército.
Además de santuario y base de operaciones, el bosque de Sambisa era el último gran territorio controlado por la secta fundamentalista en la parte nororiental de Nigeria, ha explicado Buhari en su comunicado.
Separado por 60 kilómetros de Maiduguri, capital del Estado de Borno, el bosque de Sambisa tiene una superficie de unos 60.000 kilómetros cuadrados, 18 veces más grande que la mayor ciudad de Nigeria, Lagos.
Desde que empezara su actividad terrorista hace siete años, Boko Haram ha matado a más de 20.000 personas y ha provocado el desplazamiento de más de dos millones.
La milicia controlaba hasta hace poco vastas áreas del noreste de Nigeria, en las que aspiraba a crear un califato regido por la sharia como el que sus aliados del Estado Islámico han implantado en Oriente Medio.
Buhari llegó al poder en mayo de 2015, con la lucha contra Boko Haram como una de sus prioridades. Desde entonces, el Ejército nigeriano ha conseguido, junto a las tropas de sus aliados regionales Camerún, Níger, Chad y Benín, hacer retroceder a los integristas, que continúan, sin embargo, su campaña de terror contra civiles, a menudo con niñas que se inmolan en mercados y otros lugares concurridos.
Boko Haram provocó una ola de indignación en todo el mundo al secuestrar, en abril de 2014, a 276 estudiantes de una escuela femenina de secundaria de la ciudad de Chibok, en el estado de Borno. Unas 200 menores siguen en manos de la secta y, según testimonios de algunas víctimas, son utilizadas como sirvientas y concubinas y violadas repetidamente.
Además de felicitarse por la expulsión total de Boko Haram del bosque de Sambisa, el presidente Buhari pidió a sus soldados que intensifiquen sus esfuerzos para encontrar y liberar a las jóvenes que aún están en manos de los milicianos.