La escalada diplomática entre Francia y Burkina Faso ha alcanzado un nuevo nivel. El gobierno militar de transición ha pedido a Francia que retire a su embajador acreditado en el país, Luc Hallade.
Los militares en el poder consideran que ya no es un interlocutor fiable y no desean seguir trabajando con el diplomático francés.
Se trata de una nueva etapa en la disputa diplomática entre Burkina Faso y Francia. A mediados de diciembre, dos ciudadanos franceses, acusados de espiar al ejército, también fueron expulsados.
En medio de una guerra implacable contra los yihadistas, en julio Hallade calificó en una carta a los diputados franceses la crisis de Burkina Faso como “una guerra civil; una parte de la población se rebela contra el Estado y pretende derrocarlo”.
Unos días después, con motivo de la fiesta nacional francesa en Uagadugu, el diplomático arremetió contra los internautas a los que calificó de “tontos útiles” que acusan sin pruebas a su país de ayudar a los yihadistas en el Sahel.
Calificando estos comentarios de descorteses e inamistosos, el gobierno burkinés protestó enérgicamente. Muchos ciudadanos pidieron su expulsión, especialmente en las redes sociales.
Desde la llegada al poder del capitán Ibrahim Traoré, se han organizado varias manifestaciones contra la presencia de tropas franceses en el país, en un contexto de acercamiento a Rusia.