Ocurrió el 27 de abril, frente a la iglesia God of Prophecy. Aparentemente la víctima es un mendigo que cumple con la orden de poner las manos atrás para ser esposado.
A pesar de ello el policía le golpea la cabeza, haciendo que el detenido se incline para adelante con la intención de protegerse. Al mismo tiempo los golpes e insultos se suceden, mientras la víctima ni siquiera ha ce ademán de defenderse. Nunca levanta los brazos. Nunca resiste.
De fondo se escuchan los ladridos de los perros como denunciando la infamia de la agresión, mientras otra otra policía se mantiene cercana, en posición de alerta, y no hace nada para detener la agresión que se está perpetrando. Luego llegan otros policías y el vídeo termina.
La filtración de un informe interno de la policía dejó al descubierto que en la policía de Los Ángeles practica detenciones falsas, manipula pruebas, ha un uso arbitrario e indiscriminado de la fuerza y se lucra con el narcotráfico.
También quedó claro que en la policía anidan las peores lacras: el racismo, la homofobia, el antisemitismo, el sexismo y todo tipo de actuaciones discriminatorias.
Las agresiones se reproducen gracias a la impunidad de que disfrutan. Los jueces dan carta blanca a este tipo de abusos, que se han convertido en algo cotidiano. Sólo un policía es condenado por cada 1.000 personas que asesinan.
En 1991 la policía asesinó a Rodney King, uno de los primeros crímenes policiales grabados y ampliamente difundidos. Las protestas terminaron en un estallido que ocasionó más de 2.000 heridos, 63 muertos y destrozos por valor de 1.000 millones de dólares.
El 6 de julio de 2016 la policía mató a tiros a Alton Sterling en Baton Rouge, levantado manifestaciones, protestas y enfrentamientos encabezados por los negros.
Lo mismo ocurrió en 2014 tras los asesinatos de Michael Brown y Eric Garner.