Hay un nuevo protagonista en el tablero de ajedrez de la República Democrática del Congo: KoBold Metals. Es una empresa nueva, innovadora, respaldada por especuladores de renombre como Bill Gates, y busca establecerse en un territorio rico en recursos.
Después de desarrollar un proyecto de cobre en Zambia, KoBold Metals se siente atraído por el potencial de la República Democrática del Congo, en particular por sus vastas reservas de cobalto y cobre, esenciales para la transición ecológica mundial, las baterías recargables y las energías limpias.
El director de KoBold, Kurt House, ha revelado que la empresa intentó adquirir un activo en la región, aunque el acuerdo no prosperó y calla los detalles. La discreción sólo aumenta la intriga en torno a los futuros movimientos de KoBold en una región estratégica.
El Continente Negro y, más particularmente, la República Democrática del Congo, ha sido durante mucho tiempo un centro de interés para las potencias occidentales por sus abundantes recursos minerales, que incluyen cobre, diamantes, cobalto y oro.
China ha fortalecido significativamente su posición en África al adquirir una participación mayoritaria en proyectos como Sicomines. Gracias a enormes inversiones, ha podido asumir la cabeza en la extracción de litio, vital para la fabricación de baterías para vehículos eléctricos.
Estados Unidos ha estudiado restringir la importación de minerales esenciales procedentes del Congo porque es China quien los explota y la acusan de hacerlo con trabajo infantil.
Un proyecto de ley estadounidense propuesta podría reducir las exportaciones de minerales desde la República Democrática del Congo. La llegada de KoBold podría significar un cambio de paradigma que coloque a Estados Unidos en el juego y frene cualquier ley que pueda dañar a la República Democrática del Congo.
El interés de KoBold Metals en la República Democrática del Congo es otra demostración de que los recursos minerales siguen siendo cruciales. A medida que avanza la empresa respaldada por especuladores como Bill Gates, entra en un terreno donde el control de los recursos es complejo y disputado, y donde el resultado de la rivalidad tendrá efectos duraderos en la población y la economía locales: África en su conjunto.
A su vez, Bill Gates está en la cuerda floja, con una acusación de pedofilia en ciernes por sus vínculos con la red de Jeffrey Epstein y Ghislaine Maxwell. No obstante, la lista negra de la red es tan amplia que es imposible que ni siquiera una ínfima parte lleguen a los banquillos.
Hace poco le preguntaron a Hillary Clinton si podía explicar por qué su marido Bill visitó 26 veces el burdel que tenía Epstein en isla Little St. James. Los guardaespaldas sacaron inmediatamente al hombre de la sala.
La amistad de Bill Clinton con Epstein ya salió a la luz durante las elecciones de 2016. Luego ha salido la de otros, como Bill Bates sólo para que el crimen se disuelva como un azucarillo en una vaso de leche.