Aumenta el número de los sin papeles porque los papeles son cada vez más difíciles de conseguir

Cada vez hay más sin papeles en Europa porque cada vez se ponen más obstáculos a la concesión de los mismos. La tasa de rechazo del ingreso en el espacio Schengen es del 17,5 por cien y en el caso de los africanos es bastante mayor, en torno al 30 por cien (*).

Algunas de las economías más grandes de África, incluidas Argelia y Nigeria, tienen tasas de rechazo de los visados de entre el 40 y el 50 por ciento.

Con el tiempo cada vez se rechazan más solicitudes de entrada. En 2014 fue del 18 por cien. Como la Unión Europea rechaza las entradas, los africanos cada vez piden menos solicitudes. Es más fácil saltar la valla.

En 2014 los africanos presentaron 2,2 millones de solicitudes y en 2022 apenas superaron los dos millones.

Los visados son un negocio porque son caros de obtener. Europa gana dinero ganar dinero a costa de los africanos que solicitan entrar en Europa legalmente. Aportaron 137 millones de euros en 2023 a los ministros de Asuntos Exteriores europeos. De esa cantidad, el 42 por cien son solicitudes procedentes de África, mientras que el continente sólo representa el 24 por cien de los expedientes.

Quizá fuera mejor decir que es un robo porque si Europa no te concede el visado, no te devuelve el precio que te ha costado la solicitud: 90 euros. Si has sacado un billete para viajar en avión o en barco, también lo pierdes cuando te deniegan el visado.

Sin embargo, para conceder el visado, exigen presentar un billete de viaje e incluso la contratación de un alojamiento, que también se pierde.

A los costos de los visados denegados ya los llaman “remesas inversas”, es decir, dinero que fluye de África a Europa.

Varios países europeos, y especialmente Francia, utilizan la emisión de visados para chantajear a los países de origen. En 2020 el entonces ministro de Interior, Gerald Darmanin, amenazó a Túnez con reducir el número de visados ​​concedidos si el presidente tunecino, Kais Saied, se negaba a acoger a los nacionales deportados. Al año siguiente la amenaza se hizo realidad: la emisión de visados ​​cayó drásticamente en Marruecos (-50 por cien), Argelia (-50 por cien) y Túnez (-30 por cien).

Esta práctica se ha institucionalizado a escala europea. Ahora Bruselas evalúa periódicamente la cooperación de terceros países en materia de ingresos y, si la considera insatisfactoria, el Consejo puede decidir ampliar los plazos de tramitación, emitir menos visados ​​de entradas y aumentar las tasas por las solicitudes de 90 euros a 120, como hizo con Gambia en 2022.

La política europea contrasta con la de Rusia, que ha abierto las puertas de par en par a los emigrantes africanos, e incluso les financia los estudios al cien por cien. Quien quiera tener amigos, debe tratarlos como tales.

En Bruselas se llenan la boca con frases sobre sus “lazos” con África, mientras tratan a los africanos peor que a los perros.

(*) https://www.cer.eu/insights/access-denied-eus-discriminatory-visa-regime-undermining-its-reputation-africa


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