Mette Frederiksen: próxima Primera Ministra |
Los partidos socialdemócratas son los que más beneficios electorales obtienen de esa cortina de humo y su correspondiente pánico. Como ya denunció la Internacional Comunista en su tiempo, es la sociademocracia quien abre siempre las puertas a los fascistas, lo cual comienza ocultando su verdadera naturaleza política, es decir, que no son ninguna “ultraderecha”.
Ayer en Dinamarca el Partido Popular Danés, de tintes claramente xenófobos, sufrió un fuerte varapalo por parte de los electores y perdió la mitad de votos y escaños y cae a la tercera posición, con un 9,6 por ciento.
Un partido que propugna la prohibición del islam en el país, llamado Rumbo Firme, ni siquiera supera el 2 por ciento del recuento, por lo que no tendrá representación parlamentaria.
La abstención ha sido muy baja, un 20 por ciento, por lo que ha triunfado “la izquierda”, la sociademocracia, que es una de las más viejas de Europa (se fundó en 1871). Lo mismo ocurre con otros grupos reformistas “de izquierda”, cuyo número de votos también sube.
Como en los demás países de Europa, la socialdemocracia está tan gastada que hace años que no tiene nada que decir, por lo que necesita buscarse un adversario en la famosa “ultraderecha” y sus tópicos: emigrantes, control de fronteras, islam, velo…
Para rellenar el vacío social, político y moral tienen que recurrir a esa posmodernidad que es el cambio climático, centro de las preocupciones de los que no tienen otra cosa de la que preocuparse. El 46 por ciento de los daneses están agobiados por el cambio climático y en estas elecciones la socialdemocracia les ha prometido que en 2045 Dinamarca quedará libre de combustibles fósiles.
Hoy los votantes se deben sentir muy aliviados: Dinamarca no va a dejar de ser un país de temperatura fresquita.