Atentado con coche bomba del PKK contra una comisaría de policía

El exdirigente del PKK Semdin Sakik
Dos policías y un civil murieron y otras 25 personas, entre ellas ocho policías, resultaron heridas ayer cuando el PKK hizo detonar un coche cargado con explosivos cerca de una comisaría de la policía de tráfico en Sukurlu, un barrio de Diyarbakir, la capital de Kurdistán.

Más de 500 miembros de las fuerzas de seguridad turcas, miles de miembros del PKK, así como civiles, han muerto en enfrentamientos dentro de Turquía y en el norte de Irak desde el pasado mes de julio.

Desde 1984 en los enfrentamientos han perdido la vida más de 40.000 personas. La guerra se intensificó a partir de 1990, cuando estalló la Primera Guerra del Golfo.

En aquel momento el presidente turco Turgut Özal quien, por cierto, era kurdo, rompió la política kemalista en Kurdistán, iniciando negociaciones con el PKK para amnistiar a los presos políticos, permitir su actuación electoral y otorgar la autonomía.

Poco después, en 1993, el máximo dirigente del PKK, Abdullah Öçalan, anunció un alto el fuego, que fracasó cuando un alto dirigente del PKK, Semdin Sakik, que se oponía a la tregua, organizó una emboscada en la que murieron 30 soldados turcos que estaban desarmados.

En 1998 Sakik abandonó el PKK y se afilió al Partido Democrático de Kurdistán. La policía le detuvo y hoy es muy conocido en Turquía porque en 2012 declaró como testigo en el caso Ergenekon, una de las depuraciones emprendidas por Erdogan del aparato del Estado por la vía judicial.

Durante el juicio Sakik declaró que con motivo de la tregua se organizó un complot dentro del ejército turco llamado “Dogu Çalisma Grubu” (Grupo de Estudios Orientales). Al menos una parte de los altos oficiales del ejército conocían los planes del PKK y deliberadamente desarmaron a los soldados para que pudieran ser masacrados en la emboscada. De esa manera sabotearon la tregua, se lanzaron a la represión sobre Kurdistán y, para que no quedaran interlocutores, asesinaron al presidente Turgut Özal.

Los hechos demuestran, pues, que la situación en Kurdistán depende extraordinariamente tanto del imperialismo en Oriente Medio como de la correlación de fuerzas en Ankara y que las organizaciones kurdas siguen siendo instrumentalizadas, tanto por unos (los imperialistas) como por otros (ejército turco).

Entre otras cosas, en el juicio Sakik manifestó que el general de la gendarmería (policía militarizada) turca Veli Küçük había entrenado a los militantes del PKK. Al mismo tiempo, el general Küçük es la cabeza de la organización paralela Ergenekon, a la que se puede describir como el Gladio turco. Le detuvieron en 2008 y tiene dos cadenas perpetuas.

Las declaraciones de Sakik resultaron chocantes porque Ergenekon había actuado como una policía paralela asesinando a los simpatizantes del PKK en acciones de guerra sucia.

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