Las fuentes locales sugieren que una moto bomba perteneciente a un cartero explotó cerca de un depósito de armas y municiones.
Los testigos presenciales aseguran que la explosión causó docenas de muertos y heridos, particularmente entre los guardias kurdos que custodiaban el cuartel francés.
La detonación, que se oyó a kilómetros a la redonda y llegó hasta los puestos avanzados de Estados Unidos, destruyó todo el edificio ocupado por el espionaje francés. Las FDS kurdas tuvieron que acudir al lugar para rescatar a los heridos. Las tropas estadounidenses aseguraron el perímetro del ataque y bloquearon el acceso a los restos del complejo.
En Francia el silencio es total, lo mismo que durante los ataques mortales contra sus fuerzas en Sevaré y Tombuctú, en el centro y norte de Malí, el año pasado.
El ataque se produce en medio de una ofensiva de las FDS, apoyadas por los imperialistas, contra lo que los medios de comunicación de todo el mundo llaman “la última concentración de fuerzas del Califato Islámico en el noreste de Siria”.
En Irak las unidades francesas de artillería están desplegadas cerca de Al Qaim, en la frontera con Siria, desde donde bombardean las posiciones que las fuerzas kurdas quieren tomar al asalto. Además de la artillería, los Mirages 2000D franceses estacionados en el norte de Jordania y probablemente en Irak, están llevando a cabo ataques aéreos en el valle del Éufrates y en el desierto de Deir Ezzor.
Por lo tanto, hay algunos indicios de que los franceses pretenden sustituir a los estadounidenses en Rojava. Si es así, la respuesta yihadista hay que interpretarla como una advertencia frente al apoyo militar francés a los kurdos.