La histórica elección de Javier Milei como presidente de Argentina es un punto de inflexión en el panorama mundial respecto a la gestión, por parte de gobiernos socialdemócratas, de las políticas de desindustrialización, control social y pobreza. Su bandera electoral fue precisamente el rechazo a esta agenda, que ahora va a aplicar al 200 por cien.
El 8 de octubre de 2023, Diana Mondino, entonces candidata a diputada por La Libertad Avanza, la plataforma de Javier Milei, decía en sus redes que estaba “completamente en contra de la agenda 2030”. El propio Milei refería que dicho programa auspiciado por Naciones Unidas era producto del “marxismo cultural”.
“Está iniciando una revolución que comienza aquí, irá a través de Estados Unidos, hasta el norte y luego a Europa”, afirmó Lilia Lemoine, diputada nacional, el día de la toma de posesión con evidente entusiasmo. Algo que el propio Milei comparó con la caída del Muro de Berlín.
Ciertamente, todo el conglomerado neofascista, que ha conseguido un espacio muy grande en muchos países a costa de las concesiones de los gobiernos socialdemócratas, aterrizó el 10 de diciembre en Buenos Aires para estar presente en la toma de posesión del nuevo presidente. El legislador brasileño Cristiano Caporezzo, del partido de Jair Bolsonaro, dijo que esto “Marca un momento muy estratégico para América Latina, una reconquista del continente por parte de la derecha”.
“La llegada de Milei a Argentina dará cierta fuerza a las elecciones chilenas. Más países de América Latina comenzarán a caminar hacia el conservadurismo”.
La senadora colombiana María Fernanda Cabal, diputada del espacio del ex presidente Álvaro Uribe, célebre por el genocidio conocido como el de los “falsos positivos” también asistió a la toma de posesión. “Hoy nos dio esperanza, en América Latina, también en Estados Unidos y en todo el mundo”, refirió. Estuvo con ella Santiago Abascal, Felipe VI o el pinochetista chileno Jose Antonio Kast, entre otras celebridades.
Sin embargo, toda la verborragia “antiglobalista” se acabó pocos días después de ganar las elecciones. El pasado 27 de diciembre, el gobierno ha enviado al Congreso un extenso proyecto legislativo donde precisamente se incorpora al acervo legislativo todo el conglomerado de normas de esta nueva era del capitalismo monopolista.
El proyecto, denominado “Bases y Puntos de Partida para La Libertad de los Argentinos”, se establece un apartado denominado “transición energética” en el cual se propone que “a los efectos de cumplir con los objetivos de emisiones netas absolutas de Gases Efectos Invernadero (GEI) comprometidos por la Republica Argentina en las Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional en el marco del Acuerdo de París, facultándose al Poder Ejecutivo nacional a asignar derechos de emisión de GEI a cada sector y subsector de la economía compatibles con el cumplimiento de las metas de emisiones de GEI comprometidas por el país para el 2030 y sucesivas”.
El texto en cuestión representa toda una innovación en la materia porque no existe ninguna legislación en el mundo que confiera tales atribuciones a un Estado nacional.
Pero la cosa no termina ahí. También se indica que el gobierno podrá “establecer anualmente límites de derechos de emisión de GEI, compatibles con el objetivo comprometido, de cumplimiento anual y obligatorio para todos los sujetos del sector público y privado, de forma tal que quienes contaminan sean responsables, en la medida que les corresponda, de cumplir con las metas de emisiones de GEI comprometidas por el país y asumiendo que existirá un porcentaje de nueva capacidad/producción/demandantes a los que también se les deberá asignar derechos de emisión sin costo para que este mecanismo no represente una barrera de ingreso ni discriminatorio”.
Eso implica, por ejemplo, que el agro en general y la ganadería en particular recibirían una suerte de derecho anual de emisión de GEI y que, en caso de ser superado, el sector, a través de algún mecanismo institucionalizado, deberá compensar ese exceso de emisiones. Esta regulación, similar a la que ha llevado a cabo el gobierno holandés y que ha paralizado al país por las protestas, afecta directamente a todo el sector agroganadero, estratégico en el país.
Por si queda alguna duda al respecto, el proyecto faculta al gobierno “a monitorear el avance en el cumplimiento de las metas de emisiones de GEI y, en caso de incumplimiento, penalizarlo”.
¿Cómo se abonarán las penalizaciones? Para eso se creará un mercado de derechos de emisión de GEI, en el cual quienes hayan sobre cumplido su meta puedan vender bonos de carbono a aquellos que los necesiten para lograr su objetivo y evitar la penalización.
Para eso, el gobierno podrá “establecer las reglas del mercado de derechos de emisión de GEI, la plataforma de registro de las transacciones y resguardar que no existan posiciones dominantes u oligopolio” (sic).
Tal normativa, en caso de ser implementada, será particularmente penosa para el sector agropecuario, dado que seguramente tendrá que terminar pagando penalizaciones o bien adquirir “bonos de carbono” para poder desarrollar sus actividades. Esto supone una contribución decisiva, en nombre del desarrollo sostenible, en favor de la concentración de la producción ganadera en muy pocas manos.
Milei, que había prometido una liberalización “pura” del país y de la economía argentina vendiendo ilusiones como la meritocracia o la lucha contra la “casta”, ha puesto de relieve un principio clásico esgrimido en su día por Marx y Engels, y es que el capitalismo necesita al Estado y es indisoluble a él. No sólo no se ha liberalizado nada, sino que la presencia del Estado se ha redistribuido, debilitando el presupuesto de los servicios sociales en favor del aparato policial, judicial y militar.
Milei o el triunfo inesperado del fascista Geert Wilders en las recientes elecciones generales holandesas no vienen a liberar nada, sino a imponer por la fuerza aquello que la socialdemocracia no ha podido concluir. No es casualidad que el primer viaje como mandatario argentino fuera a visitar al Foro Económico Mundial, liderado por Klaus Schwab, que ha bendecido el plan económico del “libertario”. El mismo Schwab al que elogiaban Alberto Fernández, Jacinda Andern o Pedro Sánchez, de signo aparentemente opuesto.
Fuente: Bichos de campo
Milei participará del Foro Económico Mundial, precisamente para poner sobre el tapete su posición personal, dando una exposición con el título: “Libertad: la llave de la prosperidad”. Esto no significa de ningún modo que se da vuelta de su posición original; al contrario, para que un auditorio integrado por ministros de Finanzas y de Economía, banqueros, inversores, periodistas, consultores y académicos de distintos países sepan cuál es la posición del gobierno argentino.