Gadafi con Zapatero |
Capital del golpe de Estado de la OTAN en 2011 contra Muamar al Gadafi, Bengasi ha sido escenario de una cruenta guerra desde que en mayo de 2014 las fuerzas de Hafter levantaran un cerco sobre la ciudad.
El mariscal, reclutado por la CIA y devenido su principal opositor en el exilio, reclamó la vitoria meses atrás sobre grupos islamistas moderados y salafistas violentos que controlaban distintos barrios de esta ciudad, la segunda en importancia del país.
Medios locales apuntan a que las víctimas son presos que estaban en una cárcel secreta y apuntan a las tropas de Hafter y a la milicia Al Saiqa, liderada por Mahmud Al Warfalli, como responsables de la masacre.
Sobre Al Warfalli ya pesa una orden internacional de detención por presuntos crímenes de guerra, delito que también imputan a Hafter alguna milicias del país, como las que están bajo el control de la ciudad estado de Misrata.
Libia es un estado arrasado por la OTAN, víctima del caos y la guerra civil desde 2011. Desde 2014, el estado está dividido en dos, con una autoridad en el este, bajo el control del Parlamento en Tobruk y la tutela de Hafter, y otra en Trípoli, sostenida por la ONU y representada por el primer ministro, Fayez al Serraj.
Ambas se apoyan en diferentes milicias que a menudo cambian de bando, y que mantienen difusas relaciones con grupos yihadistas y con mafias dedicadas a todo tipo de contrabando.
En los últimos dos meses, y tras ser expulsados en diciembre de la ciudad de Sirte, su bastión más a occidente, grupos afines al Califato Islámico han comenzado a reorganizarse en el centro y este de Libia, donde han asumido el control de diversas poblaciones y carreteras.
Recientemente varias ONG africanas han anunciado una querella contra el antiguo Presidente francés Sarkozy ante el Tribunal Penal Internacional por ser uno de los promotores del golpe de Estado de 2011 contra Gadafi.
Para tratar de impedir el golpe y congraciarse con los imperialistas, en 2007 Gadafi financió la campaña electoral de Sarkozy, un asunto que lleva tres años en manos de los jueces.