La historia comenzó en enero, cuando los científicos del Pentágono publicaron un estudio en la revista “Vaccine” (Vacuna) en la que confesaban que la vacuna contra la gripe aumenta el riesgo de coronavirus en un 36 por ciento (1).
El artículo tenía los ingredientes más jugosos que cabe encontrar reunidos, empezando por el Pentágono, siguiendo por las vacunas y acabando con una conclusión demoledora.
Numerosos colectivos se hicieron eco de dicho artículo, especialmente los calificados como antivacunas.
Uno de ellos fue la organización estadounidense “Children’s Health Defense”, presidida por Robert Kennedy, que publicó un interesante artículo al respecto en su página web (2).
En un torpe intento de salir al paso, Valérie Borde, una periodista de divulgación, publicó una réplica en “Quebec Science” (3), que es el típico esfuerzo inquisitorial por ocultar y tergiversar hasta lo más evidente.
A causa de la manipulación, a Borde la denunciaron ante una especie de “comisión deontológica” del periodismo canadiense por varios motivos, que son especialmente graves teniendo en cuenta que su artículo se publica en una revista que pretende ser científica.
La primera técnica de Borde es típica y consiste en “matar al mensajero”, insultarle y menospreciarle, calificándole de “antivacunas”, una categoría despreciable en la que entran tanto “Children’s Health Defense” como Robert Kennedy.
Sin embargo, en sus intervenciones públicas Kennedy siempre se ha declarado a sí mismo como partidario de la vacunación. En un artículo titulado “Por qué no soy ‘antivacunas’ y por qué todos deberíamos querer estudiar la seguridad de las vacunas” afirma lo siguiente:
“Cientos de medios de comunicación me han acusado de ser antivacunas […] Contrariamente a los términos peyorativos que mis críticos usan contra mí, soy provacunas. He vacunado a todos mis hijos y apoyo las políticas que promueven la cobertura de vacunación. Quiero vacunas que sean lo más seguras posible, con una ciencia sólida y transparente y una supervisión rigurosa por parte de reguladores independientes que no estén en conflicto de intereses” (4).
El truco de la nueva Inquisición consiste, pues, en poner un etiqueta a los demás que sea despectiva y que circule lo suficiente como para que la víctima no se la pueda quitar de encima, por más que jure y perjure que no se siente incluido en la misma.
Lo mismo cabe decir de la organización que preside, “Children’s Health Defense”: es una completa estupidez afirmar que una organización antivacunas puede estar presidida por alguien que se declara partidario de la vacunación.
Pero a Borde esas cosas le importan un pimiento, lo mismo que la revista “científica” que publica sus manipulaciones.
En su artículo Borde también se dedica a “matar” al otro mensajero, el investigador que desata la polémica. Según ella, no tiene relación con el Pentágono. “Un estudio del Pentágono no expresa el punto de vista del Pentágono”, dice Borde. Sólo le faltó decir que el Pentágono no es un organismo que se dedique a preservar la salud de nadie, sino más bien al contrario.
Pues bien, el estudio lo llevó a cabo un investigador del Pentágono, en el marco de un programa del Pentágono y sobre tropas vacunadas por el Pentágono.
El estudio avisa de que el Pentágono no se hace responsable de las conclusiones alcanzadas, como los periódicos publican artículos que contienen opiniones que no comparten su línea editorial. Ahora bien, ¿por qué el Pentágono se desvincula de un estudio científico con el que no tiene nada que ver?
No obstante, ese tipo de circunloquios sobre los autores tienen por objeto distraer al lector del contenido y las conclusiones del artículo científico, que son claras y contundentes: “los riesgos de coronavirus y de metaneumovirus humano son significativamente más elevados entre los vacunados comparativamente con los no vacunados”.
Pero donde la conclusión dice “significativamente más elevados” Borde quiere entender lo contrario: “insignificante”, un tipo de manipulación impropio de una revista que, insistimos, pretende calificarse a sí misma como científica.
Como suele ocurrir en estos casos, Borde no sólo quiere defender una práctica de vacunación periódica contra la gripe sino cualquier clase de vacunación, es decir, una determinada política sanitaria. “Algunos virus refutan la interferencia viral”, dice Borde. Quizá esté en lo cierto, pero el hecho es que el Pentágono ha demostrado que eso no ocurre con el coronavirus, que es de lo que estamos hablando.
Por cierto, cuando el Pentágono emprendió el estudio aún no había comenzado la paranoia del coronavirus, pero las conclusiones del mismo les han estallado en las manos cuando menos se lo esperaban.
Vivimos en una época en la que a cualquier idiota le llaman científico y a cualquier chorrada le llaman ciencia. Ese caldo de cultivo es el que propicia que haya divulgadores del mismo cariz, como Valérie Borde, sin ir más lejos.
(1) https://doi.org/10.1016/j.vaccine.2019.10.005 https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0264410X19313647?via
(2) https://childrenshealthdefense.org/news/vaccine-misinformation-flu-shots-equal-health/
(3) https://www.quebecscience.qc.ca/sante/vaccin-grippe-augmente-t-il-risques/
(4) https://childrenshealthdefense.org/news/why-im-not-anti-vaccine-and-why-we-should-all-want-to-study-vaccine-safety/
Más información:
– Otro estudio del Hospital de Barbastro, en Huesca, confirma el vínculo entre las vacunas contra la gripe y el coronavirus
Me pregunto con cuánta gente antivacunas ha hablado el autor, que habla de la inquisición de las etiquetas y mete en el mismo saco a antivacunas, terraplanistas y conspiranoicos. Me pregunto si ha leído y estudiado las pruebas que aportamos los cretinos antivacunas como quien escribe estas líneas, o simplemente mantiene la sistemática actitud cientificista que "no pierde el tiempo en leer magufadas". La agresividad pseudoesceptica es la herencia del clasismo de aquellos señoritos que hace un siglo tenían acceso a la universidad. ¿Universidades y laboratorios financiados por quién?
Has leído bastante mal el primer párrafo. Lo que dice es que la polémica le ha estallado a los provacunas, a los que llama moderna inquisición y cretinos que ponen etiquetas descalificadoras como terraplanistas y conspiranoicos a los antivacunas. El autor lo expresa de manera sarcástica y mordaz
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
Pues tenéis razón, leí mal, falta de costumbre, estoy acostumbrado a recibir de la izquierda el discurso provacunas, y he saltado ciego cual perro pasteurizado rabioso, pido disculpas, la verdad es que tras leer el artículo tuve dudas, pero pudo el prejuicio y mi falta de comprensión lectora, gracias por el artículo y gracias por los comentarios
Has escrito el comentario inmediatamente después de leer el primer párrafo del artículo y eso se nota bastante
No hay ninguna vacuna, desde 1920, que haya erradicado ninguna enfermedad o gripe.
Claro que no, me imagino que no se sonara de nada Víktor Zhdánov ministro de sanidad de la URSS y su campaña de vacunación para erradicar la viruela.
No tienes ni idea de quién fue el ministro soviético Zhdanov, tampoco sabes quién es su hijo, en dónde trabaja, ni en la época en que se llevaron a cabo esas y otras vacunas en la URSS y por qué motivo se hicieron, como tampoco sabes por qué se erradicó la viruela en la URSS
El pentagono dice que ellos estudian las posibilidades de las consecuencias del virus pero no hacen nada para impedirlo ni a los tontos y recalcitrantes orgullosos que no están con la vida de las personas, en resumen Borde es uno más pagado por el Deep States para hacer sus planes, desviar la atención de l acuerdas con párrafos de escritura convirtiendo al lector en uno de ellos, así tendrá más personas que vallan en contra de esas personas despiertas de lo que ellos hacen, que se jodan ya les caerá todo lo que hacen, si siembras nos la cosecha es mal, así de simple