El proyecto europeo de conducción de hidrógeno que une España y Francia a través de Barcelona y Marsella, respectivamente, llegará hasta Alemania. Esta infraestructura, denominada H2Med, debería estar operativa en 2030. Se espera que aporte a Francia unos dos millones de toneladas de hidrógeno al año, es decir, el 10 por cien de las necesidades de hidrógeno de la Unión Europea.
El proyecto se anunció el 20 de octubre en una cumbre europea, con el objetivo inicial de unir Barcelona y Marsella a través de un conducto submarino para transportar hidrógeno de España a Francia y el norte de la Unión Europea.
“Hemos decidido ampliar el proyecto H2Med que, gracias a la financiación europea, une Portugal, España y Francia […] a Alemania, que será un socio en esta estrategia de infraestructuras de hidrógeno”, declaró Macron el domingo en una rueda de prensa conjunta con el canciller alemán Olaf Scholz.
El Ministerio de Energía español confirmó la adhesión de Alemania al H2Med, que “refuerza la dimensión paneuropea de H2Med” y permite a España “convertirse en un centro neurálgico de la energía verde desde la Península Ibérica hasta Europa Central y Septentrional”, dijo en un comunicado oficial.
Lanzado a principios de diciembre, H2Med entrará en funcionamiento en 2030 y su coste previsto es de 2.500 millones de euros. Además del gasoducto submarino, el proyecto incluirá una interconexión entre la ciudad portuguesa de Celorico da Beira (noreste) y la española de Zamora (noroeste). El gobierno español calcula que podrá transportar a Francia unos dos millones de toneladas de hidrógeno al año, es decir, el 10 por cien de las necesidades estimadas de hidrógeno de la Unión Europea.
España y Portugal aspiran a convertirse en países punteros del hidrógeno “verde”, gracias a sus numerosos parques eólicos y fotovoltaicos.
La idea de unir España y Francia con una infraestructura no es nueva. En 2013 surgió un proyecto de gasoducto a través de los Pirineos, denominado MidCat. Se abandonó en 2019 debido a su falta de interés económico y a la oposición del gobierno francés. El tema volvió a plantearse en junio, tras el inicio de la Guerra de Ucrania, para prescindir del gas ruso. Portugal y España instaron entonces a Francia a relanzar el proyecto, con el apoyo de Alemania. Los cuatro acordaron finalmente en octubre un gasoducto de hidrógeno en lugar de uno de gas licuado.
H2Med se enfrenta a muchas dificultades, en parte relacionadas con su novedad. El verdadero riesgo es la viabilidad económica del proyecto. Como la tecnología aún está en pañales, no se sabe cuándo despegará el mercado del hidrógeno “verde” ni cuándo se podrá producir lo suficiente para exportar. Eso podría convertir la construcción del H2Med en una apuesta muy arriesgada.
Hay motivos técnicos. Nunca se ha construido una tubería submarina de hidrógeno a esta profundidad y distancia. El hidrógeno se compone de pequeñas moléculas que pueden escapar por las juntas de las tuberías y además son extremadamente agresivas, por lo que pueden causar problemas de corrosión.
¿Llegará eso a construirse algún día?
Me da que no.
Otro pozo de corrupción para la UE.