En los Estados imperialistas, siempre que hay una guerra hay un estado de guerra. A la lucha contra el enemigo exterior le acompaña la lucha contra el enemigo interior, que es la población propia. Se acaba la zanahoria y llega el palo y tentetieso, el fin de las libertades fundamentales y las porras de la policía.
Ese es exactamente el panorama que se está viendo en las calles de Europa, con la manifestaciones de solidaridad con Palestina.
En previsión de que en el futuro las protestas populares vayan a más, Alemania prepara la ley marcial, fortalece la legislación antiterrorista y liquida los últimos restos de los derechos constitucionales, como el derecho a la inviolabilidad del domicilio.
El artículo 13 de la Constitución alemana protege el domicilio y el derecho a la intimidad, excepto en casos de “peligro inminente”. Además, los registros solo están permitidos si la policía informa explícitamente al interesado de las sospechas concretas en su contra y del objetivo del registro. El periódico Der Spiegel revela que eso está a punto de finalizar (*).
El proyecto de ley que prepara el gobierno pasa por encima de estos derechos, expande las facultades de la policía y legaliza la “patada en la puerta”. La policía podrá entrar secretamente en los hogares, así como espiar las comunicaciones y piratear los ordenadores y móviles.
Es la legalización del fascismo, que la fiscalía y los medios justifican con la entelequia del “terrorismo islamista”, es decir, los atentados de bandera falsa que los propios servicios secretos occidentales han impulsado.
(*) https://www.spiegel.de/politik/deutschland/bka-entwurf-geheime-durchsuchungen-von-wohnungen-sollen-erlaubt-werden-a-97798e70-d025-4815-82a3-55ebb6d3ecb4