Alemania: la industria de guerra exige un cambio tecnológico

Decidido a convertir a Alemania en la principal potencia militar convencional de Europa, el gobierno de Merz depende en gran medida de sus monopolios industriales tradicionales. Sin embargo, para la industria de guerra, Berlín debe realizar urgentemente una transición real hacia los drones de alta tecnología.

Merz ha prometido cientos de miles de millones de euros en inversiones para la guerra porque Estados Unidos ya no puede financiar sectores enteros de la seguridad europea.

Para las empresas tecnológicas, si la Guerra de Ucrania ha demostrado algo, es que el progreso tecnológico en drones se ha vuelto crucial. Ya sea para atacar, lanzar proyectiles, reabastecerse o espiar, estos dispositivo son relativamente económicos. Son capaces de destruir sistemas enemigos mucho más costosos, arriesgando únicamente la vida del enemigo. Con los avances en inteligencia artificial su eficacia y autonomía aumentarán.

Entre los fabricantes, existe la esperanza de que el gobierno alemán reconozca la naturaleza innovadora de estas tecnologías y las sitúe en el centro del ejército del futuro. “Hemos puesto un énfasis excesivo en los sistemas tradicionales”, declaró Gundbert Scherf, cofundador de Helsing, una empresa alemana fundada en 2021 que suministra drones de ataque a Ucrania.

“Espero que las normas de gasto cambien, que pasemos de una proporción del 99 por cien para sistemas tradicionales y del 1 por cien para sistemas autónomos, a algo más equilibrado”, continuó el director de la empresa, cuyo valor se estima en 12.000 millones de euros.

Stark, otra empresa fundada el año pasado al calor del dinero del rearme, reconoce los avances, pero también señala los retrasos actuales. “Las adquisiciones militares en Alemania están cambiando, y eso es realmente positivo”, explica Josef Kranawetvogl, ejecutivo de Stark, entre cuyos inversores se encuentra Peter Thiel, estrecho colaborador de Trump.

“En Europa somos muy buenos redactando documentos estratégicos, pero necesitamos una mayor implementación; tenemos que mantenernos competitivos, tenemos que avanzar con mayor rapidez”, afirma.

Frente a los recién llegados se encuentran los pesos pesados ​​de la industria armamentística, que emplean a decenas de miles de personas y llevan décadas arraigadas en el panorama político y económico alemán.

El director de Rheinmetall, capitán del sector cuyo negocio se ha visto significativamente impulsado por la Guerra de Ucrania, cree que la era de la fabricación de armas tradicional no ha terminado. Según él, se necesitará una amplia gama de recursos: drones de alta tecnología, por supuesto, que su empresa produce, pero también una gran cantidad de tanques, piezas de artillería y munición convencional.

“Sin vehículos blindados, es imposible defender un país o repeler a un agresor”, declaró Armin Papperberger durante una reunión reciente con periodistas extranjeros. Cree que una guerra con la OTAN “sería muy diferente a la que estamos viendo actualmente en Ucrania”.

“Los drones desempeñarían un papel menos importante que ahora”, se aventuró a predecir.

Por parte del gobierno, las cifras hablan por sí solas. El ministro de Defensa mencionó 10.000 millones de euros en inversiones en drones durante los próximos años.

Sin embargo, el presupuesto de gasto previsto para 2024-2034 es de 377.000 millones de euros. De esta cantidad, unos 88.000 millones de euros están destinados a empresas del grupo Rheinmetall.

Los drones son “decisivos en el combate”, pero por sí solos no marcan la diferencia en una guerra, dijo un portavoz del Ministerio alemán de Defensa. “Tanques, vehículos blindados de transporte de personal y aviones de combate siempre serán necesarios”, declaró el portavoz.

Alemania corre el riesgo de perderse una revolución tecnológica, dado el historial de escándalos de su ejército relacionados con Ursula von der Leyen, el despilfarro y los equipos obsoletos. La planificación militar va a la zaga del auge de los autómatas. Alemania debe tener cuidado de no quedarse con las armas de las guerras pasadas, en lugar de las de la próxima.

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