El miércoles la jueza de Instrucción número 8 de Sevilla tomó declaración en calidad de denunciado al director de la cárcel de Sevilla-I, Jesús Miguel Garrido Cordero, después de que el sindicato CSIF le denunciara por los delitos de robo y prevaricación «al haber ordenado personalmente forzar las taquillas cerradas de funcionarios a un preso, que también manipuló lo que había en el interior de las mismas».
Los hechos tuvieron lugar el 11 de noviembre del año pasado y lo curioso no es que el director de la cárcel utilice a los funcionarios contra los presos sino a los presos contra los funcionarios.
Por orden del director de la cárcel, el preso forzó las cerraduras de las taquillas de los funcionarios, abriéndolas y vaciando el interior de las mismas.
Dos de las taquillas forzadas son las que utilizan dos representantes sindicales del CSIF en la Junta de Personal Funcionario de los Servicios Periféricos de la Administración General del Estado.
En el interior de las taquillas había numerosa documentación, objetos e impresos del sindicato, todos los cuales «fueron retirados» de las taquillas por el preso.
El coordinador de Prisiones de CSIF en Sevilla, Claudio Esteban, añadió que todo ello se llevó a cabo de manera previa a unas obras que se iban a realizar y que comenzaron posteriormente en aquellas dependencias.
En un comunicado oficial la Dirección General carcelaria precisó que no se trataba exactamente de «taquillas» sino sólo de «armarios». Menos mal. Nos sentimos aliviados, sobre todo porque si el director hace gala de esa arbitrariedad con sus funcionarios, no queremos ni pensar lo que hará con los presos, incluido el que abrió los «armarios».