Rafael del Río: ex director de la policía fascista |
Pistolas y santos rosarios con cuentas como casquillos. Rafael del Río entró en la policía de Franco como inspector en 1962 y ocupó varios cargos que le hicieron ganar relaciones enriquecedoras. En los tiempos en que la tortura era un signo de etiqueta y distinción social y en que el sobo de pistolitas impresionaba aún más que ahora, Del Río trepó y trepó, fue acumulando cruces en el pecho y amistades en la agenda hasta que en 1982 Barrionuevo le nombró director general de la Policía. Duró en el cargo hasta 1986. Los años del GAL. Cuando fue citado para declarar por los crímenes de Estado, Del Río demostró tener muy poca memoria, no se acordaba de nada.
Este Cristo con dos pistolas había promocionado bajo el Gobierno del PSOE a sus antiguos compañeros de la policía política franquista, la BPS (Brigada Político-Social), como por ejemplo Martínez Torres, un reconocido torturador y miembro del Opus Dei, al que nombró comisario general de información. Del Río declaró que el cuerpo de Policía estaba lleno de antiguos miembros de la BPS y que no se podía prescindir de ellos. Barrionuevo le apoyó. El golpe del 23F de 1981 se consolidaba. En 1986, a Rafael del Río le sucedió en la dirección general la Policía José María Rodríguez Colorado, que hasta tres o cuatro años antes había sido dirigente del PCE. A este pájaro, Colorado, no le pillaron con las manos en los GAL, pero sí en la pasta, y fue condenado mucho después por ladrón a seis años de cárcel, de los que apenas cumplió mes y medio. Lo de siempre. Unas vacaciones. No sé quién dijo que la cárcel es sólo para los que no saben robar.
El reciente camino de Soria y de Rato al Banco Mundial y al FMI lo confirma. El vínculo entre piedad, tortura y asesinato es secular. Las recias tradiciones de la Inquisición, del nacionalcatolicismo, de la bendición de las Cruzadas antiguas y modernas, con espadas o con obuses. Cuando el caso de terrorismo de Estado supuró un poquito a principios de los años noventa, el muy cristiano y muy progre profesor Aranguren corrió en ayuda de las negras pistolas del Estado justificando a los GAL como el único medio para combatir a ETA. Hubo algunas toses incómodas y nada más.
No se le tocó por apología del terrorismo. Aranguren era una vaca sagrada, una de las últimas balas en la recámara de la desvergüenza del PSOE y de la reacción en general. Javier Solana, que entonces era ministro de Exteriores, salió en defensa del viejo profesor: “Aranguren ha tenido el coraje de decir en público lo que muchos pensaban en privado y no lo decían”, dijo. Por ejemplo él lo pensaba en privado, sin duda. Pero Solana estaba equivocado: no hace falta ningún coraje para decir lo que muchos piensan; hace falta coraje para decir lo que pocos piensan. El héroe es el que dice lo que sólo él ha pensado. Es curioso. Después de los policías franquistas como Del Río, o solapándolos, los Gobiernos del PSOE —y no sólo los de González— promocionaron a viejos dirigentes del PCE como Colorado. Es muy curioso comprobar cómo todos los líderes de la izquierda hiperresponsable que en los años setenta acusaban a los radicales de “hacerle el juego a la reacción” han acabado en la reacción. Es legítimo, o más bien ingenuo, preguntarse si alguna vez estuvieron al margen de la reacción. Y cuando digo izquierda hiperresonsable me refiero al PCE, escuela de cuadros que abasteció al PSOE y al PP cuando su partido se descompuso. Algunos, como Tamames, van incluso más allá y manifiestan su admiración hacia los Primo de Rivera, padre e hijo. También algunos grupúsculos maoístas abastecieron al PSOE, en su caso de segundones, como la muy cristiana Sauquillo, o su comparsa Sanromá.
Todos los antiguos miembros del PCE o de su periferia pasaron a engrosar el ala derecha del PSOE, ninguno se posicionó con la raquítica y gelatinosa Izquierda Socialista. Rafael del Río, de la Policía fascista al Ministerio del Interior de los GAL y de ahí a Cáritas. También pasó por enchufetes menores, como el Consejo de Administración de la Casa de la Moneda, por no sé qué chollo de Deportes y por la Dirección de Seguridad de Iberia entre otras cosas.
Un hombre del Renacimiento este Del Río, un sabio; conoce todas las ciencias y las artes de dar y de pillar: sabe cómo se desencasquilla una pistola, cómo se hacen los billetes de quinientos y cómo dar limosna a los pobres sin que deje de ser rentable. Es de suponer que su destino en Cáritas será el último. El cargo tiene el prestigio que no tenía ser un poli fascista, dónde va a parar. Hasta los de Podemos alaban a Cáritas, todo Dios alaba a Cáritas. Dan sopita a los mendigos en vez de darles palos. Parece un destino tranquilo a la medida de un anciano como Del Río. Siempre está bien tener cerca a los obispos y al Vaticano para ponerse en paz con la propia conciencia cuando se acerca la hora de rendir cuentas ante el Altísimo. BPS-GAL-Cáritas. Une los puntos: saldrá una calavera.
El mejor comentario es un "no comment" a la vista del revelador texto.
Si, además así le ahorras trabajo al censor.