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| La presa palestina Mays Abu Ghush |
El padre informó que los servicios de inteligencia lo habían convocado a él y a su esposa para ver a su hija unas semanas después de su detención, pero ni él ni la madre fueron capaces de reconocer a su hija, excepto a través de una pálida sonrisa.
“Estaba cansada, exhausta, su fisonomía no tenía forma por los duros días que había pasado… Estaba enojada y le dije a los torturadores que no era mi hija cuando sonrió y comencé a imaginar lo que había pasado en los días de su detención”, informó el padre de Mays.
Los abogados le informaron sobre la tortura que Mays había sufrido y le dijeron que los israelíes les habían prohibido hablar sobre la tortura y les habían amenazado con quitarles sus derechos si informaban a la familia o a los medios de comunicación sobre el estado de la joven detenida.
La madre de Mays trató de besar a su hija, pero ella se agachó y se disculpó porque todo su cuerpo estaba magullado, de manera que entonces el padre comprendió el infierno que su hija había padecido.
“En las visitas posteriores intentamos entender lo que pasó, pero tan pronto como Mays empezó a hablar, las lágrimas vinieron y se detuvieron repentinamente y luego cambiaron de tema… Sabemos que es fuerte y no quiere preocuparnos… pero cuando está en silencio y sus ojos se llenan de lágrimas. Sé que ha pasado por muchas cosas, especialmente en los primeros cuatro días de su detención”, añadió el padre mientras aseguraba que la noticia del martirio de su hijo en 2016 era más indulgente que la información revelada por la Fundación Edhamir para los Derechos Humanos sobre los horribles medios de tortura infligidos a su hija, a saber, palizas por todo el cuerpo, registros corporales al desnudo, acoso, insultos y amenazas.
Mays Abu Ghouch fue detenida el pasado 29 de agosto y permaneció un mes en el centro de detención israelí de Al-Maskoubya.