Desde hace 80 años el imperialismo utiliza el Pacto de no agresión entre Alemania y la URSS de 1939 para equiparar al III Reich con la URSS y a Hitler con Stalin, la manida expresión de “los unos y los otros” o el “ambos son iguales”.
Es una espina que tienen clavada en lo más hondo. Entre 2006 y 2009 la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa, el Parlamento Europeo y la Asamblea Parlamentaria de la OSCE aprobaron el canon ideológico por el cual el estallido de la Segunda Guerra Mundial se imputa a ambos países y el día de la firma del tratado, el 23 de agosto de 1939, lo convierten en el Día Europeo del Recuerdo de las víctimas del stalinismo y el nazismo.
El origen de esta ideología es la Guerra Fría. Al final de la Segunda Guerra Mundial Reino Unido y Estados Unidos buscaban justificar los nuevos planes de agresión militar contra la URSS y desviar la atención de la opinión pública mundial de su propia colaboración con la Alemania nazi. Luego, la caída de la URSS y el final de la Guerra Fría no acabaron con la campaña intoxicadora sino todo lo contrario. La demonización del Pacto se utilizó como pretexto para separar a los Estados bálticos y Moldavia de la URSS y luego acelerar su integración en la UE y la OTAN.
Los imperialistas presentan el Pacto dentro de una cadena de aberraciones históricas que manipulan hasta lo más evidente: cuando se firmó, la Segunda Guerra Mundial ya había comenzado, y no sólo en Europa. En 1936 comenzó la guerra civil española (y la “no intervención”) y al año siguiente estalló otra en el Lejano Oriente entre Japón y China.
En Europa, en marzo de 1938 Hungría ocupó la Ucrania subcarpática y en septiembre del mismo año Polonia invadió la región checoslovaca de Cieszyn. Alemania destruyó y ocupó Checoslovaquia el 14 de marzo de 1939, en violación de los términos del acuerdo anglo-francés-alemán-italiano, conocido como los Acuerdos de Munich, que rigen la transferencia a Alemania de los territorios checoslovacos de los Sudetes.
A principios de abril de 1939 Hitler ordenó la ejecución del plan Fall Weiss para la invasión de Polonia, que estaba previsto que comenzara el 25 de agosto del mismo año.
Con estos antecedentes, hay que tener muy mala baba para acusar a la URSS de iniciar la Segunda Guerra Mundial por la firma de un Pacto de no agresión.
Desde 1938 la URSS había estado en guerra en el Lejano Oriente con Japón, uno de los futuros impulsores de la Segunda Guerra Mundial. Al gobierno soviético se le plantéo, pues, un panorama muy peliagudo desde el primer momento: una guerra en dos frentes simultáneamente. Por lo tanto, cuando Alemania propuso a la URSS un acuerdo de no agresión, la suerte estaba echada.
Ningún país del mundo se hubiera negado a firmar. Polonia había firmado un pacto de no agresión con Alemania en 1934. Inglaterra y Francia habían firmado pactos mutuos de no agresión con Alemania en 1938. Estonia y Letonia habían formalizado sus relaciones con Berlín en 1939. La posición de Moscú fue la misma.
80 años después los “historiadores” con menos vergüenza, verdaderos lacayos del imperialismo, pretenden que el Pacto entre Alemania y la URSS constituía una conspiración entre dos “imperios totalitarios”.
No puede haber nada más irreprochable que la firma de un Pacto de no agresión. La URSS sabía que Polonia iba a ser aplastada por el III Reich, lo mismo que lo sabían los imperialistas británicos, por poner un ejemplo. ¿Acaso la URSS debía convertirse en garante de la integridad de Polonia, un país con el que había estado en guerra 20 años antes y que le había arrebatado una parte de su territorio?, ¿debía la URSS abandonar su neutralidad o ponerse del lado polaco?, ¿por qué motivo?
A pesar de todo (y de las permanentes muestras de hostilidad del gobierno polaco), la URSS le ofreció garantías de seguridad, que rechazaron.
Es igualmente falso que la URSS se repartiera el territorio de Polonia con el III Reich. La URSS recuperó las fronteras que había perdido durante la agresión de Polonia 20 años atrás. Dichas fronteras (la línea Curzon) no las estableció la URSS sino un ministro británico de Asuntos Exteriores y son las mismas que hoy existen porque fueron aprobadas en 1945 por el Tratado de Yalta, o sea, por los mismos que hoy critican el Pacto de 1939.
Dicho Pacto fue otra jugada maestra de la diplomacia soviética. Hasta entonces toda la política del imperialismo occidental, esencialmente británico y francés, había consistido en estimular al III Reich hacia el este a fin de que Alemania entrara en guerra con la URSS. Incluso habían promovido durante años una cruzada antibolchevique para luchar conjuntamente con Hitler en una guerra conjunta contra la URSS.
El tiro les salió por la culata y las instituciones de la Unión Europea aún se lamentan de ello.
"Sin embargo, en la ideología dominante los papeles se intercambian: el grupo dirigente que puso fin al siglo de las humillaciones se convierte en una banda de criminales, mientras que los responsables de una tragedia que duró un siglo, así como aquellos que con el embargo hicieron todo lo posible para prolongarla, aparecen como campeones de la libertad y la civilización".
Domenico Losurdo, 'Stalin, historia y crítica de una leyenda negra'
No esta de mas recordar,las matanzas de tuchola-1920-21…Cuando paralelamente,a la guerra polaco-sovietica.Entre 60.000 y 80.000 prisioneros de guerra del ejercito rojo.Fueron asesinados,por los militaristas reaccionarios polacos….Es un episodio,mucho menos publicitados,que el episodio de katyn,pero con mas victimas.Y que ademas,los comunistas estamos obligados a sacar del baul de los recuerdos.El gobierno derechista polaco,ademas aprobo y colaboro,con la invasion italiana de etiopia,en 1935.Y con el bando fascista,en la guerra de españa,que estallo en 1936…Era virulentamente antisemita,y mantenia campos de concentracion para la oposicion obrera.