Fuerzas especiales del Pentágono en Rojava |
Al mismo tiempo, otro dirigente kurdo reconoció que las FDS querían aprovechar al apoyo que les prestaba Estados Unidos para avanzar hacia Idlib, actualmente controlada por los grupos yihadistas herederos del Frente Al-Nosra.
Si además de Raqqa, las FDS lograran capturar Deir Ezzor, las FDS podrían dominar un tercio del territorio sirio, más del doble del territorio de Rojava, que se puede estimar en un 16 por ciento del total de Siria. En tal caso, las FDS dominarían tanto territorio como el ejército regular, por lo que se habría cumplido el sueño imperialista de dividir Siria, como en los noventa se cumplió el de dividir Yugoeslavia.
Yussef indicaba a The Independent que uno de los planes de las era organizar un referéndum en Raqqa sobre la “gestión” de la ciudad por las fuerzas kurdas, lo que no es otra cosa que una política anexionista de territorios, ciudades y población que no son kurdas, sino árabes.
Aunque las FDS se consideran como una prolongación de las milicias kurdas del PKK-YPG, lo cierto es que los kurdos ni siquiera son mayoritarios, según el general estadounidense Stephen J.Towsend, que dirige la “coalición internacional”, ya que sólo suponen un 40 por ciento del total de fuerzas, frente a un 60 por ciento árabe.
Las FDS son uno de los muchos rompecabezas de Siria y de Oriente Medio, en general, una alianza heterogénea por su composición étnica, religiosa, social y política de la que no se conoce a ciencia cierta ni qué, ni quién, ni cómo se dirige, una opacidad tras la cual está la mano de Estados Unidos.
Lo único que tienen en común el cúmulo de “katibas” (batallones) a los que se agrupa bajo el nombre de FDS es una conferencia de prensa celebrada en Hasakka el 11 de octubre de 2015, sólo unos días después de la intervención rusa en la guerra, en la que se anunciaba su formación y poco más, porque nadie es capaz de decir qué objetivos comunes persigue esta confusa alianza, donde es imposible que los árabes cristianos compartan algo con los árabes sunitas procedentes del salafismo o que tengan intención de admitir la independencia de Kurdistán.
No tiene ningún sentido que la portavoz kurda hable de un referéndum en Raqqa para que la ciudad sea “gestionada” por los kurdos, cuando no es una ciudad kurda y cuando también los árabes han participado en su liberación.
La liberación de Raqqa forma parte del plan de partición de Siria. Si hasta ha sido una ciudad “gestionada” por los imperialistas a través de sus lacayos yihadistas, luego seguirá “gestionada” por los mismos a través de unos lacayos diferentes. Para eso no hará falta ningún referéndum diferente de la exhibición de las armas, de los grupos armados… y la bandera de las barras y estrellas, cada vez más presente en todo el norte de Siria (incluido Rojava).
En una guerra no hay tres frentes; en Siria nunca hubo una tercera fuerza porque la agresión procede del imperialismo, que desde hace seis años ha cambiado de ropaje, abandonando a los yihadistas y buscando otros cómplices para un proyecto que sigue siendo el mismo: acabar con un país independiente. Divide et impera.