Ahmed Maiteeq |
El viceprimer ministro libio, Ahmed Maiteeq, reconoce la impotencia de su gobierno y de la ONU para poner de acuerdo a todas las partes enfrentadas. Por el contrario, asegura, Rusia mantiene buenos contactos con todas ellas y tiene uns postura ponderada, por lo que el gobierno libio saludaría cualquier iniciativa para abrir un diálogo político.
El actual gobierno, llamado de unidad nacional, se formó en 2015 a instancias de la ONU, aunque no ha logrado superar la fragmentación política del país, especialmente la que enfrenta al gobierno de Trípoli, al oeste, con Tobruk, al este.
En declaraciones a la agencia Bloomberg, el viceministro ruso de Asuntos Exteriores, Guennadi Gatilov, ha propuesto la entrada del general Haftar en un nuevo gobierno, ya que es un personalidad política y militar de primer nivel en la Libia actual.
El diplomático ruso ha manifestado también que Rusia está dispuesta a mantener contactos con todas las partes enfrentadas en Libia, comprendido el gobierno de unidad nacional.
Parece que a Rusia le va a corresponder la tarea de reparar el desastre que la OTAN ha causado en Libia y que la ONU no ha sido incapaz de abordar, entre otras razones porque está entre los responsables del desastre.
Si no se soluciona, el caos de Libia se puede extender a los países vecinos, especialmente Argelia, y a todo el Mediterráneo.
Ahora bien, que a todos los países del mundo con problemas les haya dado por llamar a las puertas del Kremlin, pone de manifesto que la diplomacia de Estados Unidos está muy cerca del vacío más absoluto. Sobre todo en el mundo árabe.
En 2007 Gadafi visitó en Madrid al entonces presidente del gobierno Zapatero. Hacía tiempo que, viendo la que se le venía encima, el dirigente librio reculaba para ganarse las simpatías de quienes, como Zapatero, se disponían a darle una puñalada por la espalda.
Mientras tanto, Gadafi compraba todas las armas que podía y los sicarios de la OTAN, como Zapatero, se las servían en bandeja. Cuando había que vender armas nadie se acordaba de que Gadafi era un dictador.
Durante el primer semestre de 2010 España vendió componentes de aeronaves por valor de 3,5 millones de euros al gobierno libio. El PSOE esperaba facturar 1.500 millones en la venta de material bélico a Libia.
Al año siguiente la Primavera Árabe estropeó un buen negocio a las traficantes españoles de armas. Primero les vendimos las armas y poco después se las destruimos con los bombardeos.