Putin con Igor Sechin |
La etapa de Trump en la Casa Blanca promete convertirse en un culebrón interminable, un verdadero filón para los medios de comunicación, que explotan hasta el agotamiento cada una de las frases y gestos del nuevo Presidente. Más que una maniobra de desestabilización, un nuevo Maidan o una nueva contrarrevolución de colorines en pleno Washington, lo que tratan es de encubrir las decisiones realmente trascendentes con cortinas de humo. Pura guerra sicológica.
Como consecuencia de los propósitos de Trump de mejorar las relaciones de Estados Unidos con Rusia, ya antes de la toma de posesión, la campaña que estaba en marcha contra Putin se extendió también a Trump, especialmente con la hipótesis del ‘candidato manchú’: el Kremlin dispondría de vídeos sexuales filmados secretamente para presionar al presidente electo.
Con el KGB-FSB de por medio, la trama reúne los peores ingredientes de los tiempos de la Guerra Fría. El 10 de enero muchos medios estadounidenses hablaron de un documento de 35 páginas que comprometían al ‘candidato manchú’. También había un vídeo filmado clandestinamente por los servicios secretos durante una visita de Trump a Moscú en 2013.
Según dijeron entonces los medios, el documento había sido redactado por un antiguo agente del MI6, el espionaje británico, llamado Christopher Steele en base a las confidencias del difunto Erovinkin que, a su vez, era uno de los principales colaboradores de Igor Sechin, antiguo Viceprimer Ministro y hoy dirigente de la petrolera Rosneft, de propiedad pública. Por lo tanto, alguien cercano a Putin.
En un informe de inteligencia fechado en julio de 2016, Steel decía que, a través de Sechin, existían lazos entre los partidario de Trump y el Kremlin, aparte de los vídeos comprometedores con los que Putin chantajeaba a Trump.
Los medios de todo el mundo están empeñados en convertir en realidad la ficción del ‘candidato manchú’. Es la primera vez en la historia que un Presidente de Estados Unidos padece una campaña en contra de esta envergadura. Todo un signo de los nuevos tiempos que corren.
Pero también es la primera vez que mueren tantos responsables activos de la política exterior rusa en tan poco espacio de tiempo. ¿Otro signo de los nuevos tiempos?