Salud Hernández Mora, la periodista oscura |
Todos los que somos publicados en la Agencia de Noticias Nueva Colombia (Anncol), somos clasificados de terroristas o “correas de transmisión de los señores del monte” (1), como nos tildó la periodista española Salud Hernández Mora el 8 de marzo en su columna en el diario El Tiempo bajo el titulo “Los santuarios europeos”.
La columna está llena de mentiras, medias mentiras o medias verdades enredadas para crear ante el lector una visión que todo lo que es publicado en el exterior sobre Colombia es contra la democracia y a favor al terrorismo.
De profesión: la mentira
Salud Hernández Mora (SHM) es corresponsal en Colombia para El Mundo (España) y participa en varios medios en el país, entre ellos el programa “Hora 20” que dirige Néstor Morales en Caracol Radio. Ella es conocida por sus posiciones y opiniones de extrema derecha y por eso fue premiada con redactar el prólogo del libro “Mi Confesión” del extinto jefe paramilitar Carlos Castaño, en donde el líder de los escuadrones de la muerte colombiana relataba sobre las matanzas y erradicación de la oposición de la izquierda y la oposición popular colombiana en un intento de justificar esa barbaridad. Salud Hernández Mora avaló el intento del matón prestando su nombre y posición, violando los principios sagrados del periodismo.
Ella es uno de esos típicos personajes que desde una posición de poder está acostumbrada a elevar la voz cuando algo va en contra de su interés. Más o menos como los viejos terratenientes españoles gritaban a sus peones en el tiempo del feudalismo para imponer su opinión. Sueña con nostalgia por la era franquista cuando los comunistas, socialistas o anarquistas fueron sentenciados a 10-40 años de prisión, cuando no eran tirados por las ventanas desde sus celdas, como el caso del líder comunista Julián Grimau.
El Estado terrorista, su nuevo hogar
Y en Colombia doña Salud se siente como estuviera en las épocas anteriores de España. Ataca todo y a todos los que cuestionan sus posiciones retrógradas o al gobierno uribista. Hasta acusó al antichavista Néstor Morales de ser prochavista en el programa “Hora 20”, lo cual indignó a Morales a tal grado que ante miles de radioescuchas sorprendidos “clavó” a la doña contra el micrófono y no la dejó escapar ante la pregunta de si ella consideraba que él era “chavista” o no, y si Chávez había ganado la enmienda constitucional con fraude o no. Doña Salud no quiso rectificar que Chávez era un dictador y que ganaba las elecciones con todo tipo de maniobras sucias, pero se vio obligada ante la furia de Morales a pedir perdón por haber ofendido a éste de ser chavista.
Para un periodista es fundamental tener los elementos para opinar, aunque nosotros corresponsales y reporteros generalmente no opinamos en nuestros reportajes sino transmitimos una situación, presentamos los elementos y dejamos a la gente sacar sus propias conclusiones.
Otra cosa es ser columnista o editorialista que presentan sus opiniones subjetivas y personales reflejando la línea política de los dueños del medio en que trabajan. Salud Hernández Mora se cree una combinación de todo.
¿Olof Palme al servicio de la ETA?
A mí me puede insultar y calificar como le da la gana, pero a la señora le falta bastante ética y ni hablar de respeto cuando, sin ningún elemento o prueba, ni siquiera de los inventados laptops de Raúl Reyes, me acusa de ser “una correa de transmisión de los señores del monte”. No sé por qué se siente tan frustrada para que las neuronas se le salgan por los poros. Porque si hacer reportajes en zonas guerrilleras es sinónimo de apología al terrorismo, pues la señora debe estar bien desubicada de lo que es periodismo.
Pero su actuación barata al servicio de lo que los venezolanos caracteriza como terrorismo mediático se confirma en casi cada línea de su crónica el 8 de marzo. Y como Anncol ha tenido la sede en el país nórdico, Salud Hernández Mora sostiene que todos, hasta el jefe del Gobierno, son permisivos y tolerantes con el terrorismo internacional.
“Permitir actividades seudopolíticas de los grupos terroristas no es nuevo allá. Tengo grabada una imagen que refleja la infinita prepotencia de los países más prósperos y civilizados, un defecto que les hace perder el norte. Hace unas tres décadas, el entonces primer ministro sueco, Olof Palme, se paseaba por las calles de Estocolmo con una hucha pidiendo dinero para la ETA. Para él, millones de españoles, que repudiaban el terrorismo, eran unas bestias, y el puñado de terroristas, unos santos”.
No entiendo por qué los jefes de El Tiempo no tienen mejor control sobre la calidad de sus columnistas. No me refiero a que los directores vayan a censurar a éstos, pero otra cosa es violar la historia.
Los fascistas asesinaron a Olof Palme
El 28 de febrero de 1986, el ministro de Estado sueco, el socialdemócrata Olof Palme, fue asesinado por desconocidos en el centro de Estocolmo cuando caminaba junto a su esposa Lisbet de regreso a su casa. Hay varias pistas, y la pista más creíble es la del motivo político en donde policías suecos de extrema derecha al servicio de la CIA habrían cometido el crimen. Es que Palme tenía planeado la primera visita en muchos años a la Unión Soviética y había creado junto con Georgi Arbatov, un soviético intelectual con influencia en el Kremlin, una comisión por la paz y el desarme en el mundo, sobre todo en el continente europeo en donde el presidente Ronald Reagan tenía planes de colocar misiles nucleares en los países aliados de la OTAN.
Palme había sido formado, como muchos de su generación, en la guerra fría, en el fondo era anticomunista y bajo su gobierno se creó un grupo de agentes de la inteligencia militar llamado IB (Buró de Información), pero sin control por parte de las autoridades y ni siquiera todos en el gobierno tenían conocimiento de ese grupo. La tarea del grupo era hacer inteligencia a la izquierda sueca, sobre todo contra el Partido Comunista tradicional (VPK, Partido de Izquierda – los Comunistas) y los demás grupos y movimientos populares. Hace aproximadamente diez años fueron publicadas centenares de copias del archivo de la CIA en donde agentes del Partido Socialdemócrata, principalmente sindicalistas, trabajaban como hacen hoy los sapos de Uribe en Colombia para juntar información sobre el trabajo de los comunistas en fábricas y otros centros de trabajo, información que fue entregada al IB, que a su vez la entregó a los cercanos de Palme y posteriormente a la embajada gringa en Estocolmo que la envió en valija diplomática al Pentágono y a la CIA.
Es decir, Palme era en realidad un aliado de los Estados Unidos en el conflicto Este-Oeste. Eso no quiere decir que no tenía propias posiciones sobre el conflicto entre Norte-Sur, lo cual causó una terrible contradicción con la Casa Blanca cuando Palme marchaba junto con el embajador de Vietnam del Norte en las calles de Estocolmo en 1971 contra el genocidio y la ocupación estadounidense de Indochina.
Franco ejecuta a cinco antifascistas
Palme fue también un gran amigo del pueblo de España. A lo que la doña Salud se refiere, pero descontextualizado, es que Palme tenía como costumbre salir a las calles para recolectar dinero para ETA en el País Vasco. Es cierto que Palme fue fotografiado ese día, el 27 de septiembre, cuando el mundo despertó con la noticia de que la sangrienta dictadura del generalísimo Franco había ejecutado a cinco jóvenes antifascistas en Madrid, Barcelona y Burgos, dos de ellos acusados de pertenecer a la ETA y tres de ser miembros del Frente Revolucionario Antifascista y Patriota (FRAP). Es decir, ni siquiera la mayoría de los cinco eran del ETA.
Palme y todos los delegados del Partido Socialdemócrata que habían inaugurado su congreso ese día, salieron a las calles de Estocolmo como tantas veces había hecho el pueblo sueco para crear opinión contra la dictadura de Franco y, como decía el lema escrito en las huchas “¡Libertad para España!”. Y aunque es difícil de tragar la verdad y la historia para una falangista y franquista como Salud Hernández Mora, el pueblo de España y los pueblos de todo el mundo se volcaron a las calles para protestar contra la barbaridad fascista que fue la última ejecución que ordenaba Franco antes de que muriera en noviembre del mismo año.
Suecos dieron su vida por España
Casi 600 jóvenes suecos, la gran mayoría de la Juventud y Partido Comunista Sueco, fueron a España en el año 1936 para luchar con el fusil en la mano como cuota del pueblo sueco por la democracia, la libertad y la república. 173 de esos jóvenes dieron su vida y fueron enterrados en tierra española junto a centenares de miles de víctimas españolas que enfrentaron a la junta militar encabezada por el general Franco que a su lado tenia a Mussolini y Hitler, que usaron la guerra y el territorio español como una maniobra y ensayo para la Segunda Guerra Mundial.
De todo el mundo venían miles de voluntarios, brigadistas, incluso muchos de Colombia, Cuba, Perú y de Suecia y el continente europeo. Las Brigadas Internacionales fueron adoradas por los españoles demócratas por su valentía y nobleza de dar hasta la vida por la libertad española. Se enfrentaron junto con el pueblo español a lo peor que la humanidad ha creado: el fascismo en su peor expresión.
En la calle Katarinavägen en Estocolmo, con la mirada hacia al puerto, porque muchos de los voluntarios eran marineros que habían visto el mundo y por eso querían apurarse para llegar a España e impedir que el fascismo fuera a poner sus garras en esta tierra hermosa, hay una estatua llamada “La Mano”, homenaje a los jóvenes suecos que fueron a España a pelear por la libertad. La estatua es una expresión de unos de los capítulos más hermosos en la historia del pueblo sueco y su internacionalismo y solidaridad con los pueblos oprimidos y explotados, como fue el pueblo español bajo la bota franquista.
En ese sentido se puede criticar a Palme por mucho, pero fue admirado por muchos pueblos en el mundo, como el pueblo de Nelson Mandela, los pueblos de Indochina, como el pueblo vietnamita, por su consecuente apoyo y solidaridad y decir la verdad sin “pelos en la lengua”, tanto contra Franco como contra los genocidas de Casa Blanca. Por eso fue odiado y considerado como “peligroso” para la Casa Blanca, en donde Richard Nixon escupía de rabia cuando alguien mencionaba el nombre “Olof Palme”. Y es curioso que la historia ahora se repita con Salud Hernández-Mora y su odio contra ese hombre que hablaba en texto claro sobre la dictadura del general de la corresponsal española.
‘¡Estos asesinos de Satanás!’
Palme, esa mañana del 27 de septiembre, no salió para juntar plata para ETA, a pesar de que ETA tenía mucho apoyo en toda Europa por su lucha contra la dictadura de Franco, sino que recolectaba dinero ese día para el pueblo español, dinero que fue canalizado a sindicatos, al PSOE que había reforzado sus lazos con el Partido Socialdemócrata Sueco en el año 1972, cuando Felipe González, entonces con el alias “Isidoro”, había sido elegido secretario general del PSOE.
Los nombres de los cinco ejecutados: Juan Paredes Manot, Txiqui, de 21 años; Ángel Otaegui, de 33 años; José Luis Sánchez Bravo, de 22 años; Ramón García Sanz, de 27 años; y José Humberto Baena Alonso, de 24 años, fueron leídos desde el presidio en el congreso socialdemócrata y homenajeados.
Olof Palme dio su legendaria declaración (2) en el congreso que sacudió la dictadura en España: “Dessa Satans mördare!”: “¡Estos asesinos de Satanás!”.
Resumía en tres palabras el sentimiento de un mundo entero. Sólo el general de Salud HM y algunos derechistas compinches de la señora Salud no compartían las palabras del jefe político del estado sueco. El presidente del partido de derecha sueca, Gösta Bohman, pedía a Palme “considerar sus palabras”.
La verdad es dolorosa para Salud Hernández Mora
Por cable de televisión en Centroamérica se puede ver desde hace varios años la serie o novela española llamada “Cuéntame cómo pasó”. Es una excelente serie producida durante seis años en TVE (Televisión Española), reconstruyendo la historia de España desde la década del 60 hasta los 80. Mis dos chicos de 12 y 15 años no pierden un capítulo porque la serie sigue a una familia común española en un barrio popular en todas sus alegrías y tristezas. Contra lo que el fascismo en el Partido Popular falangista trató de ocultar durante 40 años, esa serie ha logrado contrarrestar y reventar las mentiras y las manipulaciones franquistas y colocar la verdad histórica en una forma que impresiona a cualquier cineasta.
Y uno de esos capítulos muestra cómo el pueblo de Madrid salía en grandes manifestaciones para gritar “¡Libertad!” y cómo fueron aplastados por la Guardia Civil y los agentes civiles del DAS español. Pero el pueblo volvió a las calles, cada vez más decididos a tumbar el régimen dictatorial.
Franco & Uribe & la periodista
Ahora entiendo por qué Salud Hernández-Mora está en Colombia. Porque la Colombia de Uribe y su oligarquía es como algo del pasado de España de Franco. Entiendo también por qué Salud Hernández Mora sentencia a cada opositor y colega porque quiere marcar que “hasta ahí se puede tolerar crítica, pero cuando comienzan a cuestionar lo establecido, les metimos en la olla terrorista”. Exactamente lo que hacen Uribe, José Obdulio y Salud Hernández Mora hacia periodistas con ética como Hollman Morris, Jorge Enrique Botero y muchos más que de una u otra forma cuestionamos el estado terrorista en Colombia, que coloca una lápida en la cabeza de quienes se atreven a cuestionarlos.
Y no falta la SIP
Lo contradictorio, pero nada sorprendente, es que Enrique Santos Calderón, que tenía el cargo de director general de El Tiempo, ahora tiene otro cargo gerencial en el diario de cuyos dueños él es uno, igual que su hermano Francisco y su primo Juan Manuel Santos, vicepresidente y Mindefensa, respectivamente, en Colombia. Enrique Santos tiene también la nueva tarea como presidente del SIP (Sociedad Interamericana de Prensa), que se preocupa muchísimo por la “falta de libertad de expresión”, como una carta en el correo que llega todos los años cuando se trata de países como Cuba, Nicaragua, Venezuela, Ecuador y Bolivia. Pero en el caso de Colombia, en donde los periodistas son asesinados, ahí manda el clan junto con los otros clanes mediáticos que resultan ser los mismos dueños del país. Y son exactamente esos clanes los encargados de la guerra psicológica contra cualquier intento de proceso de paz en Colombia.
Irrita a los magnates del terrorismo mediático como Santos & Santodomingo & Lülle que haya medios que no puedan ser controlados ni siquiera amedrentados como son los medios alternativos. En Venezuela ha surgido una verdadera masa de emisoras de radio, canales parroquiales de televisión, web digitales en internet y redes de reporteros que cada vez cumplen un mayor papel político y social para la población, lo que ha causado una gran preocupación por parte de los magnates del terrorismo mediático en el país vecino. Han sido estos medios alternativos o, mejor dicho, como me decía un amigo bogotano, los medios “antagónicos”, los que han logrado desenmascarar a golpistas, contrarrevolucionarios y divulgar la inteligencia popular en los barrios sobre presencia de paramilitares colombianos para así impedir la tarea que le ha dirigido el Pentágono a Juan Manuel Santos de crear una “Colombia” en Venezuela, en el sentido peyorativo. Estos medios son claves para entender y ser partícipes en el proceso para el cambio de las estructuras del viejo estado corrupto y explotador.
La verdadera tarea de la corresponsal
En el caso colombiano, medios como El Tiempo (prensa escrita), y Caracol y RCN (radio y televisión) han tenido prácticamente un monopolio de lo publicado, dicho o visto en el país. Los dueños son los mismos dueños del país: el clan Santos (El Tiempo & City TV), clan Santodomingo (Caracol) y Ardila Lülle (RCN). Son esos magnates quienes no saben qué hacer cuando el pueblo crea sus propios medios para informarse. La era digital de internet ha sido muy fundamental para esa explosión de redes comunitarias.
En Colombia pueden correr el riesgo de ser asesinado o acallado en diferentes formas. En el exterior es mucho más difícil. Pero parece que Salud Hernández Mora se ha encargado de la tarea de pasar la guerra psicológica y encabezar el trabajo que decretó Uribe ya en la Presidencia en agosto del 2002: “Crear una red en el exterior con cien mil amigos de Colombia”, que no es otra cosa que redes de espionajes a la oposición colombiana en el exilio.
La tarea de la española es desacreditar a toda oposición y ante los diferentes gobiernos pintarnos como personas “al servicio del terrorismo”. Pero los pueblos en el mundo ya no son tan tontos y, además, el mundo de hoy no es la España de Franco o la Colombia de Uribe. Sólo en la cabeza de una franquista pueden pasar esas ideas.
Notas:
(1) Los santuarios europeos, por Salud Hernández Mora, 8 de marzo, El Tiempo.
(2) ”Exemplet Spanien: Varför stödde inte alla kampen mot fascistdiktaturen?”, por Gunnar Lassinantti, del Centro Palme, 2008-01-28.