Los reportajes tienen el inestimable aval de Amnistía Internacional, una de esas ONG asquerosas al servicio del imperialismo.
Normalmente en los reportajes, en los que aparece un abundante material gráfico con los edificios destrozados y los niños inertes sobre la calle, hay una palabra mágica que preside cada frase: “supuesto”.
Los bombardeos son rusos “supuestamente”, pero se trata de la única suposición, como si en Siria sólo combatiera un bando contra una población civil, inocente e indefensa.
Las suposiciones proceden de los propios niños que, según Amnistía Internacional, son capaces de diferenciar en el cielo a unos aviones de otros por el ruido de los motores. Cuando oyen el ruido, los niños levantan la vista, miran hacia las nubes y antes de correr esperan a que las bombas les caigan en la cabeza.
Naturalmente que, por su parte, Amnistía Internacional añade al relato que las bombas están prohibidas por tal y tal tratado que protege los derechos humanos y de las que los bombardeos rusos no hacen ni caso.
En una guerra los bandos deben respetar ciertas reglas y es intolerable que lancen bombas ilegales, contrarias a uno de esos convenios que se aprobó en Ginebra, porque pueden causar mucho más daño que el normal en estos casos.
En lugar de pilotos de aviación, los cazas rusos deberían ir dirigidos por juristas, abogados o, quizá mejor, por las mismas ONG que se conocen esas normas humanitarias al dedillo.
Durante cinco años de bombardeos, la “coalición internacional” siempre ha bombardeado con un escrupuloso respeto a los derechos humanos y Sky News y Aministía Internacional nunca han tenido la menor queja al respecto.
Todo empezó con los bombardeos rusos… excepto el alto del fuego. A Sky News y Aministía Internacional les falta reconocer que son esos bombardeos tan poco humanitarios los que han traído la paz.
Sobre el cielo de Siria ya no se escuchan ruidos extraños.