Por fin podremos ponerle cara a la famosa “oposición”, de la que habrá que empezar a hablar en plural, por lo que hemos podido comprobar el mes pasado, donde hubo unos reunidos en Kurdistán, otros en Riad, otros en el mismo Damasco y otros que no aparecieron por ninguna parte porque son los malos de esta película: los terroristas.
El acuerdo de la ONU no impidió que recibiéramos el año con una excelente noticia: la ejecución el viernes de Zahran Alushe, dirigente de la milicia yihadista Jaysh Al-Islam (Ejército del Islam). Con él se fueron al paraíso otros 12 dirigentes que estuvieron en la conferencia de Riad.
En las negociaciones de paz, como en la guerra, lo que está claro es que se trata de un problema internacional que concierne a todo Oriente Medio. Por lo tanto, es falso que en Siria haya habido nunca una “guerra civil” y que las famosas “oposiciones” no son más que los brazos de una injerencia exterior.
La conferencia reunida en Kurdistán ha sido su mejor ilustración. Turquía presionó a Arabia saudí para que no admitiera a ningún grupo kurdo en Riad, por lo que aquellos tuvieron que organizar sus propias negociaciones de paz en Derik (Al-Malikiyah), en las que participaron un centenar de personas.
La maniobra kurda ha sido simétrica a la de Ankara: para no aparentar la representación de una nación y ser excluidos como tales, han recurrido a la franquicia del FDS, del que forman parte algunos grupos árabes, e incluso han utilizado determinadas siglas para mantener buenas relaciones tanto con Estados Unidos y otras para lograr lo mismo con Rusia.
Pero el plato fuerte de todas las “oposiciones” fue la reunión que mantuvieron en Riad el 10 de diciembre un total de 116 variopintos grupos, incluidos los yihadistas que, con el aplauso de Estados Unidos, acordaron defender la naturaleza laica del Estado sirio y su descentralización, así como la igualdad de derechos entre el hombre y la mujer y la condena del terrorismo.
El acuerdo adoptado en Riad chantajea al gobierno de Damasco, prometiendo un alto el fuego a cambio de un gobierno de transición para el mes de junio. Bashar Al-Assad y los suyos deberán dejar el poder al principio y no al final del proceso, lo que Irán y Rusia ya han dicho que no admiten. Ceder a esta exigencia supondría que la oposición negocia consigo misma.
Uno de los grupos yihadistas más importantes, Ahrar Al-Sham, criticó la presencia en Riad de lo que calificó como “grupos prorrusos” y junto con otros (Ejército Libre de Siria, Jaysh Al-Islam) quiso apoderarse de la mitad de los cargos del organismo que se encargará de negociar con el gobierno. ¿No han sido ellos quienes han incendiado realmente Siria, quienes han puesto los muertos en los frentes?
Al final sólo les han dejado la tercera parte y Ahrar Al-Sham se desmarcó del acuerdo, por lo que toda la reunión se fue el traste: uno de los objetivos de la convocatoria era el de sentarles en la mesa de las negociaciones, por lo que Riad ha fracasado.
No obstante, uno de los dirigentes políticos de Ahrar Al-Sham, el español Labib Nahhas, decidió seguir en la reunión y asistir a la ceremonia oficial de firmas con toda la parafernalia propia de estos asuntos… y firmar en nombre de su organización para que no quedara fuera, estigmatizada como terrorista.
Hablar de confusión es poco. Desde Turquía los demás dirigentes de Ahrar Al-Sham dijeron que mantenían la decisión contraria, apoyados por el Frente Al-Nosra, también partidario del boicot.
En Riad aprobaron la creación de un comité negociador compuesto por 34 miembros, de los que 9 deben salir de la Coalición Nacional, 5 de la Coordinadora Nacional, 9 son independientes y 11 pertenecen a milicias armadas, aunque su distribución aún no se ha aprobado.
Uno de los cargos se ha reservado para un representante kurdo del PDK de Irak, lo cual ha sido muy mal recibido por las organizaciones kurdas. La delegación será mayoritariamente árabe y dos serán turcomanos.