El bombardeo tuvo como objetivo un depósito de armas de la Guardia Revolucionaria, la unidad de élite del ejército iraní, en el sector Kiswé, al sur de la capital.
El ejército sirio interceptó dos misiles israelíes que apuntaban a esta zona, según la agencia oficial de noticias Sana. Las cadenas públicas de televisión transmitieron imágenes de la zona en llamas.
15 combatientes extranjeros murieron por los impactos de los misiles, entre ellos ocho miembros de la Guardia Revolucionaria iraní.
Una fuente médica citada por Sana informó de la muerte de dos civiles en una carretera que une la capital con la ciudad de Deraa (sur) en una explosión relacionada con la agresión israelí.
Desde el comienzo de la guerra en Siria en 2011, Israel ha llevado a cabo varios ataques contra las fuerzas leales al gobierno de Bashar al-Assad y sus aliados, Hezbolah e Irán, es decir, con los apoyos más importantes, siempre exceptuando a Rusia.
Israel y Siria están oficialmente en guerra. Las relaciones son tanto más tensas cuanto que los tres enemigos de Israel operan en el teatro de operaciones sirio: el propio gobierno y dos de sus aliados más importantes: Irán y Hezbolah.
El 9 de abril Israel llevó a cabo otro ataque mortal contra una base militar en la provincia central de Homs.
El objetivo de estos ataques es provocar una guerra abierta y de alcance internacional.