Ayer se celebraron manifestaciones por la libertad de Pablo Hasel en distintas localidades. El músico fue detenido por la mañana en la Universidad de Lleida, donde estaba atrincherado junto a decenas de solidarios. El insólito caso ha dado la vuelta al mundo y ha generado un amplio debate sobre el estado de la libertad de expresión en España.
Varias manifestaciones celebradas en diversas ciudades, especialmente catalanas, en protesta por la detención de Hasel, en las que participaron miles de personas, acabaron en cargas policiales y graves disturbios, que se han saldado con 15 detenciones y 33 heridos. Ocho personas fueron detenidas en Lleida, tres en Barcelona, y cuatro en Vic, las localidades catalanas donde, junto con Girona, se produjeron los incidentes más graves durante las manifestaciones que se han celebrado en numerosas poblaciones.
Hasel fue detenido tras encerrarse en la Universidad de Lleida para obstaculizar su encarcelamiento por una controvertida condena a prisión por cantar y expresar sus opiniones políticas. Por la tarde se registró la concentración de mayor envergadura en Barcelona, donde también se produjeron choques entre los manifestantes y la policía.
“¡No nos van a parar nunca, no nos van a doblegar!”, gritó Pablo Hasel mientras la policía lo escoltaba fuera de la Universidad de Lleida, donde se había atrincherado la víspera con decenas de solidarios. “Muerte al Estado fascista”, vociferó, antes de que los policías le hicieran entrar al vehículo policial, entre abucheos de los manifestantes que protestaban en la calle.
“¡Resistencia!”, “Pablo, compañero, estamos a tu lado” y “¡Libertad Pablo Hasel!”, fueron los lemas más utilizados durante las manifestaciones convocadas para protestar por la detención de Hasel.
En Lleida, en cuya universidad fue detenido por la mañana, unos 2.000 solidarios iniciaron la protesta en la plaza de la Catedral, donde leyeron un manifiesto. Luego se dirigieron hasta la sede del Partido Socialista de Cataluña, donde se lanzaron huevos y otros objetos contra la fachada, y posteriormente, a la altura de la plaza Sant Joan, donde arrojaron pintura contra la fachada de la sede del Partido Popular.
Varios centenares de personas se encaminaron hasta la Subdelegación del Gobierno en Lleida, donde se vivieron los momentos de más tensión al tirar contenedores al suelo, incendiar algunos de ellos y tirar petardos contra algunas furgonetas de los Mossos.
En Girona 5.000 personas se reunieron en la Plaza 1 de Octubre y después recorrieron diversas calles hasta la delegación de la Generalitat y, poco después, ante los juzgados.
En ese punto, al que se había llegado sin incidente alguno, se produjeron las primeras cargas, seguidas del lanzamiento de objetos y pirotecnia contra la policía. Al final, un grupo de manifestantes llegó a la Subdelegación del Gobierno, donde se desataron los disturbios con el lanzamiento de objetos contra la policía y con la colocación de una barricada con contenedores.
La protesta en Barcelona congregó a unas 15.000 personas. Los incidentes en la capital catalana se produjeron cuando los participantes se dirigieron a la altura de la comisaría del Cuerpo Nacional de Policía, donde los Mossos d’Esquadra cargaron con balas de goma contra algunos manifestantes que lanzaban petardos, piedras y botellas hacia el cordón de agentes y que montaron barricadas con contenedores y otros elementos del mobiliario urbano a los que prendieron fuego.
También atacaron la sucursal de una entidad bancaria y quemaron varias motos estacionadas en la zona de Via Augusta con Travessera de Gràcia.
En Vic los manifestantes rodearon y atacaron la comisaría de los Mossos d’Esquadra con una lluvia de objetos que destrozaron los vidrios del exterior.
Ayer también se celebraron concentraciones en otras 90 localidades y capitales, como Valencia e Iruñea, y hoy se esperan otras 60 en diferentes puntos.
Hasel, de 32 años, tenía plazo hasta la noche del viernes para entregarse voluntariamente y empezar a cumplir una sentencia de nueve meses de cárcel por los mensajes publicados entre 2014 y 2016.
El lunes la Audiencia Nacional española volvió a rechazar la suspensión de la ejecución de la condena.
Hasel fue condenado a nueve meses de prisión, seis años de inhabilitación para ejercer cargo público y al pago de casi 30.000 euros de multa.
El cantante se encerró en la Universidad de Lérida “para ponérselo a la Policía lo más difícil posible” y con el objetivo de denunciar un “gravísimo ataque” contra las libertades públicas.
En una entrevista dijo el viernes que no se presentaría ante la policía. “Tendrán que venir ellos a secuestrarme y también servirá para que el Estado quede retratado como lo que es: una falsa democracia”, dijo.
El lunes, ante los rumores de una detención inminente, se atrincheró en el edificio del rectorado de la Universidad de Lleida, junto a decenas de solidarios que querían dificultar su arresto. “Me encarcelarán con la cabeza alta por no haber cedido a su terror”, publicó en uno de sus últimos tuits, pocas horas antes de su detención.
La policía se presentó hacia las 6:30 de la madrugada y, pese a encontrarse algunas barricadas y contenedores para impedir su acceso, pudieron ir desalojando a los encerrados sin incidentes graves.
Unos 200 artistas ha firmado un manifiesto en su defensa y hasta organizaciones como Amnistía Internacional consideraron injusto el encarcelamiento.
Ante el escándalo, Pedro Sánchez prometió la semana pasada que plantearía una revisión de los delitos relacionados con la libertad de expresión, con el objetivo de que se impongan penas “disuasorias” y no de cárcel. Su socio en el gobierno, Unidos Podemos, pidió el indulto para el rapero.
España es el país con más artistas sentenciados a penas de prisión en el mundo, según los últimos datos que ha recogido Freemuse, una organización internacional consultora de la ONU que se dedica a defender la libertad de expresión en el ámbito artístico.
Al caso de Hasel se le suma el de otro rapero, Valtonyc, quien en 2018 se exilió en Bélgica horas antes de entrar en prisión para cumplir una condena de prisión por el mismo delito: cantar y expresar su opinión. Bélgica ha rechazado la extradición solicitada por España hasta el momento, alegando que sus acciones no constituyen delito bajo la ley belga.
Además hay otros 12 raperos, miembros de La Insurgencia, que han sido condenados por sus canciones y están pendientes de los recursos judiciales.
comentario
Los comentarios están desactivados.