Bogotá, la capital colombiana, se ha visto sacudida por enfrentamientos diarios en la calle desde que la policía asesinara el pasado miércoles a Javier Ordóñez.
Trece manifestantes ya han perdido la vida y cientos han resultado heridos en los enfrentamientos con la policía. Algunas de las víctimas fueron asesinadas a tiros, lo que aumentó la furia de los manifestantes.
El viernes la policía colombiana asumió su responsabilidad en la represión a través de un mensaje en su cuenta oficial de Twitter.
El lunes una manifestación se volvió a transformar en una batalla campal entre manifestantes y antidisturbios, que dispersaron a la multitud con granadas de aturdimiento y gases lacrimógenos.
Los jueces investigan a 65 policías por abuso de autoridad y se han incautado alrededor de 40 armas para comprobar si fueron la causa de los disparos mortales contra los manifestantes.
Las principales movilizaciones se han producido en Bosa, Kennedy, Teusaquillo, Suba y Engativá, con incendios de vehículos y contenedores de basura a manos de los CAI (Comandos de Acción Inmediata).
Las protestas de Colombia, que se iniciaron en octubre del pasado, habían cesado por completo gracias a las órdenes de confinamiento y ahora se reanudan,
El detonante ha sido la detención la semana pasada de Javier Ordóñez, un padre de 46 años, que fue filmado por un testigo. Fue apaleado, recibió diez descargas eléctricas con pistolas táser y murió poco después.
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