La Estadística de Regulación de Empleo del Ministerio de Empleo señala que entre 2012 y noviembre del año pasado 68.783 empresas presentaron 89.665 ERE que conllevaron 235.914 despidos y 733.747 suspensiones de contrato. A esos 969.661 afectados hay que sumarles 228.085 reducciones de jornada, lo que eleva la cifra de damnificados a 1.197.746 trabajadores.
El 92,7 por ciento de los ajustes de plantilla (83.114 de 89,665) se cerraron con acuerdos. Sin embargo, la estadística no refleja las condiciones de esos acuerdos. Creció la conflictividad, y hubo más presión a los trabajadores y peores condiciones para los despedidos, y a menudo para los que seguían en la plantilla, que antes de la reforma.
Si hubo muchos más acuerdos que desacuerdos se debió a que la prioridad de los trabajadores siempre ha sido reducir la cifra de despidos y minimizar los daños. Siempre parece mejor intentar cerrar un acuerdo que no hacerlo e ir después al juzgado. En el caso de los convenios, los acuerdos llegaban ante la incertidumbre de qué pasaría si se perdía por no renovarlo.
La evolución de los ERE revela otras particularidades. Más de la mitad de los afectados (608.746, el 52 por ciento) fueron trabajadores de la industria, que es a la vez el sector con menor porcentaje de despidos (71.146, un 11,68 por ciento), el segundo con menos reducciones de jornada (11,5 por ciento por un 9,5 por ciento en el campo) y el que mayor volumen de suspensiones acumula (477.499, el 78,4 por ciento).
Por el contrario, casi un tercio de los empleados del sector servicios afectados por ERE (136.935, el 31,4 por ciento) fueron despedidos, mientras las reducciones de jornada afectaban a otro 32,5 por ciento (141.846) y las suspensiones se quedaban en un 42,2 por ciento (184.180) cuando en el resto de las ramas, incluida la construcción, no bajaban del 69 por ciento.
La afección al empleo de la reforma laboral del PP, que llegó a los dos años de que con la de Zapatero se atenuara la tendencia destructiva de los dos primeros años de la crisis, no cesa. El año pasado, con el PIB creciendo un 3,2 por ciento, unas 3.673 empresas presentaron 4.896 ERE que conllevaron 22.240 despidos y 44.386 suspensiones de contrato, a los que hay que sumar 7.657 recortes de jornada (datos de Empleo hasta noviembre).