Siguen las cortinas de humo en torno al sabotaje al gasoducto Nord Stream

Siguen las cortinas de humo en torno al sabotaje al gasoducto Nord Stream en setiembre de 2022. Su objetivo es eliminar el rastro de la intervención de la OTAN y, más en concreto, de Reino Unido en el atentado, volcando la responsabilidad sobre Ucrania. En medio de una guerra todo vale y, desde luego, también destruir las infraestructuras del adversario.

La típica maniobra de distracción la lanzó el New York Times, que el año pasado inculpó a un “grupo proucraniano” que actuó sin la autorización de Zelensky.

En las últimas informaciones, los medios hablan del gasoducto “ruso”, olvidando que también era alemán y por eso Alemania ha ordenado la busca y captura de Volodymyr Z., un ucraniano implicado en la voladura. El acusado es un monitor de buceo que vive en Polonia y le implican en el sabotaje junto con otros dos ucranianos, también buceadores (1).

Al día siguiente el Wall Street Journal aseguró que la operación fue validada al más alto nivel en Kiev, incluso inicialmente por Zelensky personalmente. El ataque explosivo se llevó a cabo bajo la supervisión del entonces comandante en jefe del ejército ucraniano, Valery Zalouzhny. a pesar de un cambio de opinión en el camino por parte de Zelensky, quien había pedido que se detuviera el plan.

La idea del sabotaje surgió en mayo de 2022 en medio de una borrachera de oficiales, altos funcionarios y dirigentes empresariales ucranianos (2). Desde entonces, se han señalado a varios culpables. Rusia inicialmente nombró a Londres como el organizador del sabotaje. También se sospechaba de Estados Unidos.

Según el Wall Street Journal, un total de seis personas participaron directamente en esta operación con un coste de aproximadamente 300.000 dólares, todo financiado con dinero privado. “El presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, aprobó inicialmente el plan, según un funcionario que participó en él y tres que estaban al tanto del mismo”, afirma el periódico. “Pero luego, cuando la CIA se enteró y pidió detenerlo, ordenó que lo detuvieran”, continúa.

Sin embargo, el general Zaluzhny, comandante en jefe del ejército ucraniano en aquel momento, ignoró la orden y su equipo no modificó el plan inicial. Por su parte, Zaluzhny, que desde entonces ha sido nombrado embajador de Ucrania en Londres, le ha dicho al periódico que no tenía conocimiento de tal operación.

Después del sabotaje Zelensky le pidió explicaciones a Zalouzhny, pero ya era demasiado tarde. No era posible comunicarse con el equipo de sabotaje porque cualquier contacto hubiera puesto en peligro la operación. A Zelensky le dijeron que es como un torpedo: una vez que lo lanzas contra el enemigo, no puedes recuperarlo.

Los medios de comunicación alemanes, que han revelado los últimos avances de la investigación judicial, son mucho más cautelosos respecto a la implicación de Zelensky y tienden a exonerarle de responsabilidad. Como dice el semanario Der Spiegel, si hay que pagar los platos rotos, hay que ir a por el general Zaluzhny, un personaje amortizado del que ya nadie se acuerda.

(1) https://www.tagesschau.de/investigativ/ndr-wdr/nordstream-172.html
(2) https://www.wsj.com/world/europe/nord-stream-pipeline-explosion-real-story-da24839c

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