Una victoria política seguida de una explosión de la deuda

En la madrugada de ayer, tras horas de negociaciones a puerta cerrada, Trump logró una victoria política al aprobar la Cámara de Representantes el proyecto de ley que contiene la piedra angular de su programa económico.

Estados Unidos cumple hoy 250 años de edad. Ayer era la víspera del Día de la Independencia de Estados Unidos y Trump lanzó las campanas al vuelo, como acostumbra, aunque para ello tuvo que hablar personalmente con algunos congresistas reticentes.

Tras la estrecha aprobación del Senado el martes, el proyecto de ley de 869 páginas, “uno de los más importantes de todos los tiempos”, salió adelante.

Pero la sicología colectiva es curiosa: cuando alguien va al mercado no sólo palpa el género sino que mira el precio de reojo porque gasta su propio dinero. No ocurre lo mismo cuando se trata del dinero público; nadie mira el precio, las leyes parecen gratis, sobre todo cuando no pagas en efectivo y firmas un crédito.

Sólo los “halcones fiscales” preguntaron por el aumento de la deuda pública que conlleva la nueva ley, un pilar fundamental del programa económico del segundo mandato de Trump. En Estados Unidos la Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO) se encarga de evaluar el impacto precio de las nuevas leyes.

Pues bien, el martes publicó un informe alarmante: el proyecto aumentará la deuda pública de Estados Unidos en más de 3,4 billones de dólares durante la próxima década.

Por lo demás, el proyecto asigna miles de millones de dólares adicionales a defensa y control migratorio, dos de las prioridades del programa político del segundo mandato, naturalmente a costa de los trabajadores. Nada nuevo. El programa de seguro médico público para estadounidenses de bajos ingresos, Medicaid, está especialmente en el punto de mira, amenazando la cobertura sanitaria de millones de trabajadores y parados.

El Programa de Asistencia Nutricional Suplementaria (SNAP) también sufriría recortes drásticos. El resto se lo pueden imaginar porque Estados Unidos no es una excepción. En todos los países capitalistas hay muchos planes y ningun dinero para ponerlos en marcha… salvo los recortes a los derechos de los trabajadores.


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