La pregunta es: ¿se ha avanzado con las nuevas líneas o no, o incluso se ha retrocedido en el proceso de liberación nacional y social vasco y, todavía peor, se ha vuelto al punto de partida caminando hacia atrás como los cangrejos? A tenor de la historia de los últimos cincuenta años del movimiento abertzale, incluida la lucha armada de ETA y no sólo ETA, no parece sino que esté jalonada de múltiples escisiones con la pretensión de encontrar cada cual la «vía» que conducirá, esta vez sí, a la independencia de Euskadi.
Vemos hoy que el partido que lidera Arnaldo Otegi, Sortu, pregona las «vías pacíficas y democráticas» para la consecución de sus metas políticas, algo que no es nuevo pues ya en el lejano 1977 se presentó un partido, EIA, luego Euskadiko Ezkerra, que decía exactamente lo mismo que Sortu hoy, esto es, abandonar la práctica violenta y dedicarse a «hacer política». Cabe, pues, preguntarse, en términos dialécticos, si se ha avanzado respecto de entonces, o se ha vuelto al punto de partida y, de ser así, se ha perdido el tiempo, años y esfuerzos, sangre, sudor y lágrimas, de manera lamentable o, dicho de otra manera, se ha tirado por la borda años y años de lucha.
Estamos tentados de decir que, efectivamente, se ha dilapidado malamente todo un «capital» de pelea de carácter emancipatorio, sobre todo si nos preguntamos en qué punto se está realmente en la actualidad donde no se ven «avances» por ningún lado, más bien al contrario, retrocesos, dejaciones y derivas reformistas rayanas en el liquidacionismo puro y duro. Sin embargo, y acogiéndonos a la «espiral dialéctica» leninista, y a pesar de que parezca que la historia se repite, no estamos, no se está, en la misma situación anterior, lo que no equivale a decir que se esté en mejor situación. O, si se me apura, sería mejor decir que «SE ESTÁ Y NO SE ESTÁ» en la misma situación, es decir, la flecha del tiempo (político) mira hacia atrás, pero NO VUELVE hacia atrás, aunque lo parezca y se tenga esa sensación -casi un «dejà vu»– de que, no ya sólo no se avanza, sino que se camina hacia atrás. Y, en efecto, «ES Y NO ES ASÍ».
Entonces, ¿qué? Entonces queda el movimiento, los pasos atrás y adelante, las masas y las vanguardias y el impulso ascensional que impida por siempre volver al punto de partida que parecen añorar algunos.
Bunas noches.