Pero en las sociedades capitalistas no bastan noticias, ni verdaderas ni falsas. Lo que los medios necesitan son “escándalos”, amarillismo y grandes titulares.
Con el paso del tiempo la noticia se fue desinflando poco a poco. Ni eran tantas, ni eran agresiones sexuales, ni eran refugiados, ni eran sirios… Un auténtico modelo de guerra sicológica y manipulación de masas.
Lo que quedó de todo aquello es que algunos carteristas crearon follones en la calle para robar los bolsos a las jóvenes al descuido.
La fiscalía alemana reconoció entonces que “en su mayor parte” se trataba de magrebíes, sobre todo marroquíes y argelinos.
Hoy el diario argelino L’Express (*) publica que el viernes un joven compatriota de 26 años fue absuelto por un tribunal alemán de su implicación en las famosas “agresiones sexuales” de Colonia.
A la primera, la vencida. El “escándalo” se sigue desinflando. Lo que no se desinflará nunca serán las consecuencias de la campaña mediática que recorrió el mundo entero, sembrando el racismo, la xenofobia y la islamofobia.
Al calor del gran engaño, la propia Merkel tuvo que amenazar con expatriar a todos los emigrantes magrebíes que viven en Alemania en situación irregular.
La prensa argelina comenta que Merkel llegó a ponerse en contacto con el gobierno argelino para que readmitiera a los que fueran expulsados de Alemania en base a un protocolo entre ambos países firmado en 1997 y ratificado en 2006.
Tras desinflarse la campaña mediática ya sólo queda esperar que alguien se disculpe públicamente con los magrebíes. ¿O es pedir demasiado?