En Estados Unidos son muchas las que se han sentido interpeladas por las últimas palabras de George Floyd, quien pidió ayuda a su madre cuando la policía le asfixiaba durante su detención el 25 de mayo en Minneapolis.
Ahora las madres de Floyd están por todas partes, en la primera línea para que el terror policial no se reproduzca. “Tu madre está aquí”, dice una pancarta. “Las madres contra la violencia fascista”, dice otra.
Desde el viernes las madres se reúnen en Portland para formar una muralla humana entre las protestas contra el racismo y la policía.
“Cuando eres madre, tienes una necesidad vital de proteger a los niños, no sólo a los tuyos, sino a todos los niños”, dice la organizadora, Jennie Vinson. “Ver a un hombre adulto llamar a su madre, fue un momento transformador para muchas de nosotras”.
En Portland, como en muchas otras ciudades de Estados Unidos, la muerte de George Floyd ha desencadenado un movimiento de protesta contra el racismo y el terror policial. A principios de julio la ira callejera se estaba calmando, pero todo cambió cuando llegaron los matones federales, apodados los “Soldados de Trump” por la gobernadora de Oregón, Kate Brown, del partido demócrata.
Fue entonces cuando se formó la “Muralla de las Madres”, atrayendo a más gente a sus filas cada noche. En otras grandes ciudades demócratas, como Nueva York, Chicago y Filadelfia, que también se han visto amenazadas por la llegada de matones federales.
Pero los manifestantes se reorganizan y atraen a sus filas a nuevos sectores sociales. El movimiento es ya imparable.