El trabajador pasa un control con el injerto |
No más insignias, tarjetas, llaves y códigos. La empresa sueca ha encontrado una solución para simplificar la complicada vida de sus trabajadores y ha equipado a algunos voluntarios con chips RFID, un dispositivo del tamaño de un grano de arroz que se injerta bajo la piel de la mano.
Entre otras informaciones, los chips RFID contienen un identificador con los datos personales del trabajador.
Una vez injertado, el chip permite a los trabajadores atravesar las puertas de seguridad, pagar sus comidas rápidamente con un simple gesto de la mano e incluso utilizar la fotocopiadora con un chasquido de su dedo (o casi).
450 trabajadores de la empresa, más de la mitad de la plantilla, se prestaron voluntariamente para convertirse en ganado y acudieron a un tatuador que les implantó el dispositivo subcutáneo en el dorso de la mano, entre los dedos pulgar e índice.
Hasta ahora esta técnica estaba reservada para el ganado, los borregos, las mascotas y los animales de compañía. En forma de códigos de barras también se utiliza las mercancías de los supermercados, los pasaportes o las tarjetas bancarias.
Por fin, se empieza a experimentar con seres humanos y para ello no hay nada mejor que los trabajadores de una empresa.
Los implantes actuales pueden funcionar de manera autónoma durante 10 años y con el tiempo adquiriran nuevas funciones. Se utilizarán para rastrear al trabajador, averiguar si llegó a la oficina a la hora, si se toma demasiados descansos…
Sin embargo, algunos como la Comisión Nacional de Informática y Libertades, han mostrado su preocupación por la nueva técnica de control, que se convertirá en una herramienta de seguimiento y vigilancia.
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