Ayer el ejército ruso bombardeó un centro de reclutamiento de mercenarios extranjeros en Jarkov, matando a 60 de ellos e hiriendo a otros 20. La mayor parte de ellos eran franceses.
El día anterior Macron había confirmado la entrega de varias decenas de misiles Scalp de largo alcance (unos 70 kilómetros). También se están llevando a cabo conversaciones sobre el envío de proyectiles y cañones César.
Macron dice que es importante evitar que Rusia gane la guerra. Europa tiene que seguir apoyando a Ucrania y reforzar la defensa de Kiev y otros lugares vulnerables, propone Macron. En los próximos meses Francia y la Unión Europea tendrán que tomar decisiones importantes, “precisamente para no dejar que Rusia gane”.
También está a punto de ultimarse un acuerdo de seguridad, basado en el firmado por Kiev con Reino Unido, que abarcaría un período de diez años. Este acuerdo deberá rubricarse en febrero, con motivo de la visita del Presidente francés a Ucrania.
Ambos acuerdos a largo plazo, el britanico y el francés, son un premio de consuelo para un gobierno, como el de Zelensky, al que le habían prometido integrarse en la OTAN. Son una pura ficción y contienen compromisos que ninguno de los dos países va a cumplir nunca.
Ante la próxima cumbre de la OTAN, que va a reafirmar que Ucrania se queda fuera, el desfile de dirigentes europeos por Kiev (Scholz, Meloni) va a continuar.