Está claro: el corresponsal de la agencia Efe inventa de cabo a rabo e Infolibre se hace eco de sus mentiras.
El 13 de setiembre un tuit de Kenneth Roth, director de Human Rights Watch, difundía un gráfico según el cual sólo el 6 por ciento de las operaciones militares del gobierno de Damasco estaban dirigidas contra el Califato Islámico. La ilustración también carecía de fuentes. Se inventan los datos.
Después un tal “Abdul” (@al_7aleem) añadía otro gráfico según el cual un 94,4 por ciento de los civiles asesinados en Siria lo fueron por fuerzas gubernamentales. Luego los diarios mundiales de mayor circulación se hacen eco de estos gráficos y los reproducen en primera plana, sin ponerlos en duda ni pedir más explicaciones. Así se pueden leer titulares espectaculares como “¿En Siria quién ha causado más víctimas, el Califato Islámico o Bashar Al-Assad?”
La pregunta es retórica y está personalizada al mejor estilo intoxicador: en Siria el que mata es siempre Bashar Al-Assad.
A diferencia de Human Rights Watch “Abdul” aporta sus fuentes: los datos proceden de una una organización de derechos humanos con sede en Siria y han sido compilados por la Red Siria de Derechos Humanos. Según “Abdul” la Red no está financiada por gobiernos extranjeros. Es independiente e investiga todos los crímenes, cualquiera que sea la parte que los cometa.
No hay que confundir a la Red Siria de Derechos Humanos con el Observatorio, hoy ya desacreditado pero que a comienzos de la guerra prestó importantes servicios para justificar la agresión imperialista.
La Red tiene su sede en el Reino Unido. Luego no es que esté financiada por gobiernos extranjeros, sino que es extranjera, aunque dice que tiene decenas de investigadores sobre el terreno. ¿Trabajan gratis?, ¿quién los financia?
Esta Red forma parte de la ICRtoP (International Coalition for the Responsability to Protect), un nombre que lo dice casi todo. Es lo que en los tiempos de la Guerra de los Balcanes se llamó “injerencia humanitaria”, es decir, una justificación de las intervenciones militares del imperialismo bajo la cobertura de la ONU, que acuñó la expresión en la cumbre de 2005.
La ICRtoP oculta el origen de sus fondos, que proceden de su padrino: el World Federalist Movement – Institute for Global Policy (Movimiento Federalista Mundial – Instituto de Política Internacional). Así lo reconocen ellos mismos. No hay más que visitar su página web para enterarse de lo que entienden por “independencia”. Entre quienes ponen el dinero hay varios gobiernos, más la Unión Europea, algo típico de todas esas organizaciones “no gubernamentales”. ¿Es necesario añadir, además, que todos los gobiernos son del bando occidental? No hay dinero de Rusia, ni de Corea del norte, ni de Venezuela, ni nada parecido.
Luego están los mismos de siempre, los tentáculos monopolistas (la Fundación Ford, la Open Society de Soros) vinculados al Departamento de Estado. Las fuentes de financiación de esa Red siria son, pues, las mismas que las de tinglados “humanitarios”, como Human Rights Watch, por ejemplo.
Cuando alguien persigue las fuentes sobre las que se apoyan las informaciones siempre llega al mismo punto: a los centros neurálgicos del imperialismo. Los demás juegan el papel de meros altavoces.