El ex-ministro ruso Alexei Uliukaev |
Las fuentes oficiales del Kremlin aseguran que Uliukaev ha cobrado el dinero en concepto de soborno por las negociaciones que han conducido a la venta de la mitad de las acciones del monopolio petrolero Rosneft, propiedad del Estado, a Basneft, otro monopolio petrolero. Según los primeros indicios, Uliukaev amenazó al presidente de Rosneft, Igor Setchine, una persona cercana a Putin y al servicio secreto ruso.
Cuanto menos, parece extraño que una empresa pública tenga que pagar sobornos a un ministro del propio Gobierno. Más bien se trata de una nueva depuración de los más altos gerentes económicos del Estado, que habían sido parcialmente destituidos recientemente de sus funciones como consecuencia de un cambio en la política económica del Gobierno ruso.
Sin embargo, algunas fuentes indican que la depuración va más allá de la política económica, ya que Uliukaev se había manifestado proclive a un acercamiento político a Estados Unidos, lo que en Rusia califican como “integracionistas” o partidarios de que Rusia forme parte del sistema atlántico de defensa.
En junio también fue detenido Nikita Belyj, gobernador de Kirov, calificado de “liberal” y acusado de apoderarse de 300.000 euros de una mordida. Se trataba de un hombre cercano al equipo económico de Egor Gaydar y Alexei Kudrin.
Según Gazeta.ru, estas depuraciones refuerzan a los distintos ministerios ligados a la seguridad, que parecen haber impuesto sus posiciones en contra de los económicos, considerados como la “quinta columna” de Estados Unidos en el Gobierno ruso.
La depuración no parece que se va a acabar en este punto. Otro candidato a la destitución es el viceprimer ministro Arkadi Dvorkovitch, el primer viceprimer ministro, Igor Chuvalov, la gobernadora del Banco Central Elvira Nabiullina, el ministro de Finanzas Anton Siluanov, e incluso el propio Presidente del Gobierno Dmitri Medvedev que ha comentado a la prensa rusa la detención de Uliukaev afirmando que está “en los límites de su comprensión”.