Manifestación antifascista en Bolonia |
En Europa el tratamiento mediático del fascismo sólo los pone en primer plano por sus triunfos electorales, no cuando fracasan, como ocurrió ayer. Tampoco narran el movimiento de resistencia que desencadenan en su contra.
El espectáculo fascista de Bolonia tuvo su réplica popular la semana pasada cuando 40.000 personas se manifestaron en paralelo para impedir la victoria electoral del candidato de la Liga fascista.
El movimiento de la Sardina surgió cuando cuatro jóvenes (Mattia Santori, Roberto Morotti, Giulia Trappoloni y Andrea Garreffa) crearon una página en Facebook llamada “6000 sardinas contra Salvini”. El anuncio pedía que cada cual creara su propia sardina para “participar en la primera revolución del pescado de la historia”. El nombre promueve que los antifascistas llenarán las calles como sardinas y avanzarán juntos como un gran banco de pescado.
El manifiesto que publicaron al día siguiente de su primera manifestación organizada es insípido y está lleno de vaguedades, al estilo del 11-M en España. El movimiento “no está contra nadie, hemos tratado de despertar a un pueblo cansado de ver sus valores pisoteados”. En los últimos días, en un mensaje de amplia difusión, Santori habló de una “reafirmación de la democracia: somos antifascistas, por la igualdad, contra la intolerancia, contra la homofobia”.
El 14 de diciembre otras 100.000 personas protestaron en Roma contra el fascismo y la discriminación. Carla Nespolo, presidenta de la Asociación Nacional de Partisanos Italianos, dijo: “La Constitución Italiana no es neutral contra el fascismo, es antifascista”.
Buena prueba de la ambugüedad son los apoyos que vienen recibiendo, como el que procede del Movimiento Cinco Estrellas (M5S), que es uno de los partidos en el gobierno. El PD, otro de los partidos de la coalición gobernante, también habla abiertamente de cooptar a las Sardinas.
También han recibido la bendición de personalidades como los antiguos Primeros Ministros Romano Prodi y Mario Monti, que representan mejor los intereses de la oligarquía financiera europea, y el Cardenal Pietro Parolin del Vaticano.
Como ven, las Sardinas se han lanzado al charco, pero les falta romper amarras. Están en proceso de discusión con varios grupos de esos “alternativos” que se introducen en todos los guisos. Rifondazione Comunista ha llamado a participar en el movimiento. Las Sardinas no se oponen a casi nadie, por lo que se ganan el aprecio de casi todos.