Desde hace varios años, Rusia intenta escapar de la influencia tecnológica de Estados Unidos en el terreno informático y digital.
Ha implementado varios proyectos para crear sus propios motores de búsqueda para no depender de Google, procesadores para escapar de Intel y AMD, plataformas móviles para evitar a Android y, sobre todo, un sistema operativo al margen de Windows.
Hace cinco años el parlamento ruso aprobó una ley para sacar a Windows de la red pública de ordenadores e implementar alguna de los cientos de distribuciones Linux, más fiables y mucho más económicas.
Las estimaciones son de un ahorro de 55.300 millones de dólares gracias a Linux y los programas de código abierto.
La transición no se ha completado, pero German Klimenko, director de la política digital y tecnológica del Kremlin, ha afirmado a Bloomberg que siguen empeñados en imponer los sistemas de código abierto en Rusia.
Al menos 22.000 unidades territoriales están a punto de sustituir a Windows por Linux. Es una transición inevitable, según Klimenko, aunque no ha llegado aún a los ordenadores gubernativos.
Los usuarios privados no están afectados por la nueva normativa, y podrán instalar aquellos sistemas operativos que deseen.
Las multinacionales estadounidenses de informática han amenazado con abandonar Rusia, ante lo cual Klimenko no se alarma. Si Google se va, Rusia tiene sus propias alternativas, como el buscador Yandex o el servicio de correo electrónico mail.ru.
También dispone de sus propias redes sociales que, como Vkontakte, ofrecen sus servicios en muchos idiomas, entre ellos el castellano.