A Putin no se le puede acusar de perezoso: al día siguiente convocó en el Kremlin una sesión ampliada del Consejo de Seguridad en la que, en otras cosas, dijo que Rusia va a resistir a los intentos de Estados Unidos de orquestar una revolución de colores en su país.
Publicamos una traducción de algunos extractos breves del discurso de Putin en la reunión.
[…] El tema del orden del día tiene una naturaleza de urgencia que a nadie se le escapa. Se trata de contrarrestar el extremismo. Siguiendo mis instrucciones, hemos puesto en marcha una estrategia adecuada. Presentamos a su atención este documento.
No creo que sea necesario demostrar el peligro de la naturaleza misma del extremismo, ni el carácter destructiva de su ideología, la ideología de la intolerancia, de reavivar el odio y el rencor. En todas sus manifestaciones, el extremismo reviste un carácter agresivo, sedicioso y, a menudo, violento, vinculado al terror.
Atenta a los derechos y libertades de los ciudadanos y, a menudo, a la vida misma. Es portador de amenazas a la seguridad nacional y tiene capacidad para desequilibrar fundamentalmente el sistema político, económico y social. Las formas de extremismo particularmente peligrosas para la sociedad y para el Estado, son el nacionalismo, la intolerancia religiosa y el extremismo político. Cada una de las ofensas de este tipo (en general ya esparcido y odioso por sí mismo) es susceptible de provocar violaciones en la masa del orden público.
Añadiré que en el mundo moderno, muy a menudo, el extremismo se utiliza como un instrumento geopolítico y de modificación de la distribución de las esferas de influencia. Veremos a qué consecuencias trágicas dan lugar las llamadas «revoluciones de colores», los golpes que han apoyado y apoyan a los pueblos de los países que han sufrido las irresponsables experiencias de una interferencia oculta, o a veces totalmente visible, en sus vidas. Para nosotros, es una lección, una advertencia. Tenemos la obligación de hacer todo lo que sea necesario para asegurarnos de que esto nunca llegue a Rusia […]
Cuando afirmamos nuestra libertad de elección, el derecho a celebrar reuniones, marchas y manifestaciones, no podemos olvidar que somos responsables de nuestras palabras y de nuestros actos. Debemos saber y tener en mente que alimentar conflictos entre personas de diferentes etnias o religiones, la difusión de propaganda de ideología nacionalista, violar el orden público en los movimiento de la multitud y, en particular, llamar a derrocar el régimen existente, son manifestaciones directas de pensamientos antinacionales y extremistas. Todos debemos tener en mente las consecuencias destructivas de tales actos. Los dirigentes de los movimientos ciudadanos deben recordar esto. Necesitan saber que tales actos son reprobables. Quiero destacar la inevitabilidad del castigo por la propagación de ideas y acciones extremistas.
Colegas, su Proyecto de Estrategia se basa en los desafíos a los que Rusia se enfrenta. Este documento está diseñado para el largo plazo y debe convertirse en la referencia para todas las ramas y todos los niveles de la acción de gobierno.
Repito que una de nuestras principales prioridades es la de alimentar el rechazo de público y la inmunidad civil frente a la difusión de ideas extremistas y radicales. Para ello, tenemos que unir los esfuerzos de las autoridades, de la sociedad y de todas las organizaciones estatales y sociales […]