Y es que su «buen gusto» les impide -aunque se lo pida el cuerpo y lo digan en petit comitte- decir que estas cosas sólo pasan en «países fascistas». No, esto no. A lo más que osaban en sus audacias era a decir que vivimos en un «país bananero» (yo les sugerí decir «monarquía cocotera», pero declinaron mi sugerencia), pero no fascista. Esta es la diferencia, una de tantas, que nos separan a los «iluminados» que hacemos este blog de estos renovadores de la nada o nefelibatas que viven en las nubes con el riñón cubierto. A los cuales, por cierto, les vienen de perlas estas fascistadas del régimen español surgido en el 36 (Carrero «voló» antes del llamado «régimen del 78» y la sentencia que sufre esta chavala, como el rapero Valtonyc, los titiriteros, Strawberry, Hasel, etc. se dicta hoy, en «democracia», ¿se debe ello a una solución de continuidad acaso?) para sacar pecho democrático, hacer aspavientos, mesarse los cabellos y fingir escándalo: pero ¿cómo es posible…? Luego hacen risitas en el Charlamento, piden réplicas, juegan, se divierten, cambian cromos, se pasan teléfonos, quedan en el bar del Congreso, jijijajá… En una palabra -y ofrecemos desde aquí gratis el «copyleft»– PATRIMONIALIZAN LA INDIGNACIÓN, sólo ellos, los del planeta «podemita», están autorizados a indignarse ante tamañas tropelías del… ¿fascismo?
¡No, por dios y por la virgen! Aquí hay democracia, mejor o peor, pero democracia perfectible, subsanable, reformable, transversal, geometría variable, patatín y patatán.
La prueba de lo que decimos, de que hay democracia, es que a nosotros, los podemitas, el non plus ultra de la revolución posible y pendiente, es que se nos permite no sólo indignarnos, sino patrimonializar esa indignación. Si hubiera fascismo estaríamos encarcelados (y los «illuminatti» y conspiranoicos fusilados por furros, con efe). Esa es la línea roja -hay más- que nos separa de los comunistas de verdad. De los de pacotilla ya nos las pintamos solos.
Egun on.
Tienen ustedes al principio de este trabajo una errata: Audiencia Nazional. Y, además, yo me pregunto el porqué son ustedes tan reacios a darles de católicos, en esta larga noche de los muertos vivientes. Quizás, acaso, es por el temor a que los inquisidores de antaño vuelvan a las andadas o que lo hagan otras fuerzas operativas en sustitución de esos portadores de crucifijos que se visten por arriba, que nos paraliza hasta el extremo de hacernos muertos en vida, incluso a ustedes los que operan en el marco de estas redes sociales de las que mi espíritu se nutre a fin de mantenerse informado de los ruidos o contenidos de actualidad?