El virrey Alejandro García Padilla |
Como buena colonia, Puerto Rico implora al Congreso de Estados Unidos que les permita una reestructuración para asegurar su viabilidad como país. Según el virrey, la situación es tan difícil “que a duras penas podemos proveer los servicios que nuestros estudiantes de educación especial necesitan desesperadamente” o “pagar la gasolina que necesitan las patrullas de nuestros policías y los camiones de nuestros bomberos”.
La crisis es cada día más profunda, lamenta García Padilla, que acusa a los “poderosos opositores del pueblo de Puerto Rico” de lanzar “una campaña brutal de discriminación racial” contra los puertorriqueños y convencer a algunos congresistas de que Puerto Rico necesita “un proceso justo de reestructuración”, no un “castigo colectivo”.
“En una acción de pura codicia, algunos de los fondos buitres y sus cabilderos quieren privar a Puerto Rico” de declararse en quiebra “bajo la protección de la legislación federal” de Estados Unidos, lo que permitiría reestructurar la deuda de forma ordenada.
El virrey colonial se lamenta de que la quiebra ha puesto de manifiesto con toda su crudeza la condición colonial de la isla. Dijo estar en contra de las condiciones que Washington quiere imponerles, que consisten en someter al gobierno local al control de una junta externa. Para García Padilla la imposición de una junta que esté por encima del gobierno es una falta de respeto al derecho de autogobierno del “Estado Libre Asociado”.
En una carta a los colonizados les dice: “Nos oponemos firmemente a una junta de control fiscal con funcionarios federales cuyas decisiones prevalezcan sobre las de tu Gobierno, decidiendo cómo se gasta tu dinero o a quién se le paga primero, o que tenga el poder de vetar, enmendar o derogar nuestras leyes a su antojo y sin ninguna responsabilidad de rendirte cuentas”.
La carta no tiene desperdicio. El virrey asegura que los lazos entre Puerto Rico y Estados Unidos “están basados en la ciudadanía común y en que estamos firmemente comprometidos con la justicia, la democracia y la libertad”. Por lo tanto, “sería una vergüenza pública que los Estados Unidos tuvieran que admitir ante la comunidad de naciones del mundo que, mientras se va a la guerra en la defensa de la democracia en tierras extranjeras, se la deniegan a los puertorriqueños en su propio patio”.
“Si el Congreso actúa de manera distinta, estaría restableciendo el poder colonial sobre Puerto Rico, y eso abriría una caja de pandora con consecuencias sumamente peligrosas”, advierte García Padilla, quien apela a la “sangre derramada” por los cientos de miles de puertorriqueños que han servido en las fuerzas armadas estadounidenses, incluso en unidades segregadas. “Ahora, le toca el turno a Estados Unidos de demostrar que ese compromiso que nosotros hemos demostrado con nuestra sangre es mutuo”, apuntó García Padilla, quien afirmó seguir teniendo “fe” en la ayuda de Washington.
Como se ve la colonia de Puerto Rico vive en una falacia. Ni es “socio” de Estado Unidos ni tiene nada de “libre”. Los virreyes como Garcia Padilla son fieles lacayos de sus amos de la Casa Blanca y no van a cambiar su condición por más que envíen carne de cañón a dar la vida en favor de sus amos.
Se sabe desde hace dos mil años: Roma no paga a traidores y Washington tampoco.