Ahora Mike Pompeo, Secretario de Estado de Estados Unidos, dice que va a enviar un buque de guerra estadounidense “para obligar a Rusia a respetar la libertad de navegación en el Estrecho de Kerch”. Probablemente intentarán pasar del Mar Negro al Mar de Azov.
Caben dos posibilidades: Pompeo es un bocazas o es un torpe, aunque quizá sea posible una tercera, la de siempre (mantener la campaña de intoxicación mediática contra Rusia).
Los únicos países que pueden acceder al Mar de Azov son los ucranianos y los rusos. Si un buque estadounidense no solicita a las autoridades portuarias rusas un permiso de entrada de 48 horas o si el permiso no se aprueba, se encontrará en la misma situación que los buques ucranianos el 25 de noviembre. Sería el día de la marmota, pero con otro pabellón.
En los últimos días de la URSS, el 12 de febrero de 1988 ya se produjo un incidente parecido, que la Marina estadounidense guarda en secreto y que es interesante recordar para comprobar las continuas provocaciones del imperialismo.
El crucero con misiles USS Yorktown (CG-48) de la clase Ticonderoga (9.800 toneladas) y el destructor USS Caron (DD-970) cruzaron en secreto el estrecho de Dardanelos y el Bósforo y navegaron con la radio en silencio por el Mar Negro, aprovechando el despliegue en el Mediterráneo, durante un ejercicio naval, del crucero Moskova y de tres destructores de la flota del Mar Negro de la URSS.
Pero ambos barcos habían sido seguidos de manera remota por varios barcos soviéticos pequeños. Los estadounidenses no respondieron a las llamadas de radio de las autoridades soviéticas para cambiar de dirección y penetraron siete millas en las aguas territoriales de la URSS cerca de Sebastopol.
El Pentágono había decidido ejercer su “derecho de tránsito inocente” en aguas territoriales soviéticas pero las fragatas soviéticas Bezzavetniy (3.300 toneladas) y SKR-6 (1.150 toneladas) se acercaron a gran velocidad, eligieron posiciones de aproximación óptimas y abordaron con los barcos americanos.
Sí: fue exactamente igual que ahora con Ucrania. La diferencia es que las fragatas soviéticas eran entonces de 3 ó 4 veces más pequeñas que los buques estadounidenses, más robustas y estaban mejor posicionadas.
La colición causó daños significativos al crucero de Yorktown: 4 de los 8 misiles de barco Harpoon y el hangar de helicópteros fueron demolidos. Estalló un incendio en el puente y ambos barcos salieron pitando, abandonando inmediatamente las aguas territoriales soviéticas y dirigiéndose hacia el Estrecho del Bósforo.
Después de aquel incidente, los barcos de la sexta flota estadounidense nunca se acercaron a menos de 120 millas de Crimea.